miércoles, 1 de agosto de 2012

Una extraña Pareja 04

Ron andaba con paso cansino hacia el lugar donde Snape les había preparado su castigo.

Ginny ya estaba ante la puerta, con la bolsa atestada de libros colgando del brazo descuidadamente, y la carpeta apoyada entre su espalda y la pared, releía distraída un ejemplar del profeta, que en portada y en letras que se deslizaban por el papel sinuosamente, rezaba un título que llamaba la atención deuna forma singular :

Severus Snape, pillado IN FRAGANTI en una playa NUDISTA MUGGLE. Sus fotos MÁS SEXYS en el desplegable del interior.

La noticia, como siempre, había sido escrita por la reportera más egocentrica, Rita Skeeter, que no era especialmente bienvenida entre un gran círculo de magos, aunque para otros era la forma más jugosa de sacarle provecho al día ; siempre con algo nuevo y cada vez más perverso.

Bien llegó a la altura de Ginny, Snape apareció por el otro extremo del pasillo, con unos cuantos pergaminos bajo el brazo y la misma expresión de asqueo en la cara.

Ginny intentó plegar el diario y guardarlo en su mochila antes de que Snape llegase a su altura, tal vez no había visto aún la noticia y no quería que la descubriera ahora, así que acabó guardándolo de cualquier manera cuando notó al profesor a pocos pasos de ella.

Snape la miró como siempre, con tirria, peo no le dijo nada, simplemente se limitó a abrir la puerta de la sala y a hacerles entrar.

La habitación, pequeña y llena de polvo, tenía una mesa, emplezada en una esquina, sobre la que había una montaña de libros preparados para editar.

A lo largo de las paredes se extendían unas estanterías repletas de libros enmohecidos que rodeaban la habitación ; y repartidos de cualquier manera habían unos pequeños atriles.

Snape dejó los pergaminos sobre la mesa, y, dándose la vuelta y apoyándose sobre la silla, les miró atentamente, tomándose unos segundos antes de hablar :

Sientense aquí y NO hagan ruido. Quiero verTODOS esos pergaminos listos para cuando vuelva, y NO admito EXCUSAS.

Un gran revuelo se oyó entonces en el exterior, las clases se habían acabado y los estudiantes se dispersaban por los pasillos.

JUAJUAJUA! Habeis visto a Snape? Parece un pato!

Pues a mí me parece que no está nada mal!...

Las voces de los estudiantes llegaban claras e iban y venían tras la puerta, y Snape enarcó las cejas al oír esos comentarios.

Enfurruñado salió de la habitación dispuesto a perseguir a los culpables que dispersaban comentarios como aquellos, aumentando su colección de castigos, no sin antes dirigir una última mirada a los Weasley, que seguían de pie, mirándole con ojos extraviados.

Al cerrar la puerta, Ginny se rió descaradamente ; al tiempo que se aliviaba por haber escondido a tiempo el diario.

Qué es eso tan gracioso? - preguntó Ron, que aún no se había enterado de nada.

Ginny, recordando su enfado, ni le miró, y cogió el diario para tirarselo sobre la mesa.

Míralo tú mismo -

Ajjjj.. Aún estás así? - le preguntó Ron, cansado, sin recibir contestación.

Se sentó al lado de Ginny, que ya había preparado su lugar, y casi se cayó del asiento al leer aquella noticia.

JAJAJAJA! Pero, qué es esto? - exclamó sin dejar de reírse, imaginando al temible profesor en semejante aprieto.

Apartó el diario, dejándolo tirado sobre la mesa, y resiguió con el dedo el lomo de los libros a la vez que leía los títulos ; cada uno de ellos debía tener como mínimo 300 páginas, y parecían de lo más aburridos.

Desanimado, cogió uno al azar, preparó el rollo de pergamino a su lado y abrió el libro, tosiendo y resoplando por el polvo que se levantaba.

Por lo menos podrían haberlos limpiado! Me estoy ahogando! - rabioso, pasaba las hojas sin leerlas, desesperado por no saber ni por dónde empezar.

Ginny, en cambio, seguía tranquila, leyendo calmadamente y tomando apuntes a cada hoja que leía.

Ron la observaba de reojo, tenso. La sensación de un muro entre los dos le estaba volviendo loco, pero sabía que no podía hacer nada por volver atrás.

Intentó concentrarse, mas era imposible con ella a su lado.

Mírame - de sopetón, Ron le puso la mano sobre el hombro para girarla hacia él.

Que me dejes en paz de una vez YA! - Ginny le quitó la mano y le miró desafiante, con los labio fruncidos y la mano dispuesta a abofetear.

Ginny, si no te hubieras escapado de mí no estaríamos ahora castigados, así que deja de estar enfadada conmigo! - Ron se impacientaba al ver a su hermana tan testaruda.

Que QUÉ? - Ginny abrió los ojos, con ganas de echársele al cuello. - fué culpa tuya, por andar siempre vigilándome, preguntándome, observándome... ¡Incluso preguntas a mis amigas! Pero¿de qué vas?

Ron se alteraba cada vez más, mientras Ginny seguía despotricando.

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