martes, 31 de julio de 2012

Lupin Capítulo 01


Lupin

Lupin escondió su cara entre sus finos brazos, llorando lánguidamente la pérdida de aquel hombre al que no podía olvidar.

Sirius, con sus diferencias, sus malas y sus buenas cualidades, se había adentrado en su corazón, haciéndose con un hueco y apropiándose de su amor.

Jamás se había atrevido a confesarle nada de lo que sentía, aunque sospechaba que Sirius lo había comprendido, en ocasiones habían hechos demasiado evidentes como para dejarlos escapar.

Aún así, no estaba seguro de que él se hubiera dado cuenta, jamás se lo dijo claramente, y ahora lo reconcomía.

¿Porqué no había tenido jamás la valentía suficiente como para decírselo a la cara?

" ¡¡Cobarde, cobarde!! ¡¡Ahora está muerto y tú morirás con su recuerdo!! "– se dijo a sí mismo, con las lágrimas cayendo a borbotones por sus claros ojos, enrojecidos por llevar llorando desde hacía ya unas horas.

Intentó pensar que con el tiempo sus heridas sanarían, que aunque le tuviera en su mente y en su corazón, lograría sobrevivir.... Pero se sentía morir. Un peso enorme en su estómago y un nudo en su garganta lo dejaban casi sin respiración.

Se levantó, nervioso, dando vueltas por la reducida habitación, que se le caía encima por momentos.

Sirius.... Sirius.... – sollozaba con gran pena, sintiendo cómo en su interior la furia y la frustración ganaban terreno a su alma bondadosa. En un arrebato de rabia tiró la librería que guardaba los pocos libros que Sirius había atesorado, el estrépito hizo que Tonks y Hermione, que lo habían acompañado a la mansión de Grimmauld Place, subieran a toda pastilla por las tortuosas escaleras de aquella emponzoñada casa.

¡¡LUPIN!! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? – dijeron las dos al unísono, temiendo que su buen amigo estuviera en un aprieto.

¡¡Nada!! ¡¡No me pasa NADA!! ¡¡Dejadme tranquilo....!! Por favor.... – dijo, en un suspiro.

Las dos chicas se miraron con lástima, y aceptaron reticentes.

Está bien. Pero estaremos por aquí por si nos necesitas... Por favor, llámanos si sucede algo, lo que sea... Estamos aquí... - Hermione posó su mano en la puerta, como si Lupin pudiera sentirla.

Él se acercó a la puerta, y posando la mano justo donde ella la tenía, como si sintiese su calor, sonrió apesadumbrado, asintiendo levemente con la cabeza.

Está bien... - murmuró, y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, con la mirada perdida.

Hermione y Tonks suspiraron, sin convencerse del todo, y se dirigieron al piso inferior, a una habitación en el fondo del pasillo, donde se sentaron en la cómoda cama. Se miraron tristes, y a Hermione se le escapó un leve sollozo, todos sentían la pérdida de Sirius, un chico fantástico después de todo ; al pensar en Harry se le partió el corazón, recordando la cara de profundo dolor y los aullidos que de su boca escapaban. Estaba fuera de sí, y tanto ella como Ron, sus amigos desde hacía tanto tiempo, se sentían totalmente impotentes, sin poder hacer nada por mitigar su dolor.

Tonks se puso de pie, acercándose a la mesa que descansaba en una esquina, donde había un libro, una pluma y un candelabro. En una esquina del libro, el nombre de Lupin lucía con letras doradas.

Ah, claro, esta es la habitación de Lupin... - susurró distraída Tonks, mirando alrededor.

Hermione la miró con curiosidad, y también observó la parca habitación, que no tenía demasiado ; un escritorio, algunos libros, una librería, una cama, un baúl...y poco más.

De pronto, fijó su mirada en algo que sobresalía desde detrás de la librería, y que estaba oculto entre la madera y la pared.

Tonks... ¿Qué es eso? – le preguntó, a lo que la alocada chica, que ahora se mostraba mansa y apesadumbrada, respondió mirando hacia donde ella había dicho.

Pues... no sé.... – se acercó al lugar y metió los dedos, para sacar un libreto pequeño, lleno de polvo. Lo intentó sacar con cuidado, pero cuando ya casi lo tenía del todo fuera, se quedó atrapado allí detrás, así que se puso a empujar para poder sacarlo de una vez.

Sabía que estaba haciendo mal, que era la intimidad de su amigo Lupin... pero el tener algo tan escondido no era propio de él, siempre tan claro ; era como un libro abierto, jamás se le había dado bien ocultar cualquier cosa.... Y ahora, esto.... Se moría de la impaciencia por saber qué era lo que había allí.

En un esfuerzo, logró sacar el libro, pero lo hizo con tanta fuerza que voló prácticamente de sus manos, cayendo al suelo por detrás de ella, a los pies de Hermione, que se agachó a recogerlo, y que lanzó un gritito al querer cogerlo.

Tonks la miró inquisitiva, mientras se acercaba a ella para saber qué ocurría.

Miró por encima del hombro de la chica, y comprendió el porqué de su sorpresa.

Una lágrima rodó por su mejilla, sintiendo cómo el corazón se le desgarraba, tanto por su amigo Lupin como por ella misma.

En la hoja amarillenta, en trazos firmes y color verduzco, sólo habían unas letras, pero que dejaban claro los sentimientos de aquel hombre.

"Sirius.... ¡¡TE AMO!!"

Hermione y Tonks se miraron confundidas, y se sentaron en la cama, mientras Hermione pasaba las páginas hacia atrás frenéticamente, intentando encontrar el principio de aquello.

En todas las páginas habían los mismos ruegos, las mismas súplicas, las mismas palabras tristes, ardientes, apasionadas... El corazón de aquel hombre amaba intensamente, y ahora estaba destrozado completamente.

"Sirius... si pudiera decirte lo que siento... Sé que esto es imposible, sé que soy un monstruo, tanto por mi condición, por mi maldición y por lo que siento.... Pero mis sentimientos son puros. Te amo... ojalá fuera distinto. Ojalá fuera, por lo menos, una mujer"

"Tu rostro triste, tus ojos mirandome fíjamente, tu calida voz hablándome al oído... Me estoy consumiendo a tu lado. Debería alejarme de ti, pero, ¡¡No soy capaz!! Quiero ser capaz de verte cada día, aunque no pueda amarte... tan sólo a tu lado..."

"Me odio a mí mismo. Dios mío, ¿porqué me has hecho así? Mi corazón, mi alma, están maltrechos, necesitan de sus labios, de su cuerpo, su abrazo, sus palabras... Mis lágrimas no dejan de brotar de mis ojos, todas mis noches se tiñen de nostalgia, de pesar y dolor.... Porque sé que jamás será mío, y que debo tener mucho cuidado en que jamás lo sepa. Pero, ¡¡es tan difícil!!.... Le amo con todas mis fuerzas, y no queda nada para mí, estoy destrozado..."

Tonks lloraba sin parar, sin decir nada, leyendo con gran pena.

Se levantó de la cama y salió de la habitación corriendo, bajando a la cocina, donde se sirvió una bebida muggle muy fuerte, que le cortó la respiración de golpe.

Hermione dejó el libro sobre la cama y bajó en pos de la mujer, estaba casi segura de saber el porqué de su reacción.

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