martes, 31 de julio de 2012

Victor 02


Capítulo 02 

Estaba empezando a arrepentirse de la discusión que había tenido pocas horas antes, durante el baile.

No sabía qué lo había hecho sentir tan molesto, pero no pudo detener la rabia que emergía en forma de crueles palabras que aguijoneaban como alfileres.

Hermione le devolvió crudas palabras, y se fué sin más, dándole la espalda.

Harry había intentado llenarle la mente de pensamientos agradables, pero él no le escuchaba, sólo observaba cómo ella se acercaba a Víctor Krum y le dedicaba una hermosa sonrisa.

Y en aquel preciso momento, rememorando esos labios sonrosados curvados en una franca sonrisa, algo le arañó dentro de sí.

Cerró los ojos.

La sala, tenuemente iluminada por las llamas azuladas de un fuego que Ron había creado para calentar su cuerpo entumecido, le arrollaba con su silencio, dándole algo de paz a su encabritada mente.

Cuando ya parecía haber disminuido aquel malestar que punzaba desde algún rincón de su ser, un ruido le devolvió a la realidad bruscamente.

Abrió los ojos lentamente, a desgana, imaginandose encontrarse con alguien más despierto, o a alguna mascota deambulando por allí, pero no vió nada, y se levantó del sillón donde se había acomodado horas antes para inspeccionar mejor la habitación.

Una de las ventanas estaba entreabierta, y de allí procedía el ruido, como de un suave rasgar, y se asomó por curiosidad.

Al instante el pecho le fué traspasado por un aguijón de enormes dimensiones, pues el dolor que sintió se agudizó al entender lo que estaba presenciando.

Dos figuras se recortaban a la suave luz de una enorme luna llena, que iluminaba una imagen que no deseaba ver.

Hermione estaba allí, de pie, frágil ante el robusto ´ictor Krum, que la miraba sin pestañear. En apariencia tranquilo, una leve rojez en sus pómulos no engañaba, mostrando su nerviosismo ante la compañía de la muchacha.

Ella no le miraba a los ojos, sinó que los tenía entornados mirando a sus pies.

Victor le hablaba, y Ron se esforzaba por intentar oír aunque fuera alguna palabra ; mas era imposible, los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos intensamente, y no le dejaban oír nada más.

Se sentía culpable por entrometerse en un encuentro tan íntimo, realmente nunca le había gustado observar escenas acarameladas de parejitas, pero se moría por saber qué pasaba entre aquellos dos, y no quería perder detalle alguno, así que siguió en su puesto de vigía.

Hermione seguía rehuyendo la mirada de Victor, y éste acarició su mejilla torpemente, tras lo cual la cogió de la barbilla y alzó su rostro hacia él.

Volvió a acariciarle la mejilla, esta vez con las yemas de los dedos, y hundió la mano en el pelo que ella llevaba en un elegante recogido.

Hurgó por un momento con el ceño fruncido, y segundos depués el cabello de Hermione, ahora totalmente liso, caía sobre sus hombros.

Ella hizo ademán de recogerlos, pero Victor la cogió de las manos, instante en que Hermione se ruborizó intensamente, igual que Victor.

Ron entornaba los ojos mirándoles con rabia, y pensó en mandarlos un potente conjuro, agarraba su varita con tal fuerza que le quedaban los nudillos blancos.

De repente, se oyó un chasquido, y la varita quedó rota en dos mitades.

- Oh, ¡¡Vaya!! ¡Y encima esto! - exclamó Ron malhumorado - ¡¡ Esto APESTA !! - y pegó un puñetazo a la cristalera de la ventana, en un arrebato de rabia.

Al oír el ruido, Hermione y Victor miraron hacia la ventana,
y Ron se vió obligado a esconderse estrepitosamente, echándose al suelo.

No estaba seguro de que no le hubieran visto, pero decidió no quedarse para averiguarlo.

Con la varita hecha pedazos aún en la mano, se escabulló hacia las escaleras, e intentando no hacer ruido, abrió la puerta de la habitación donde dormían sus compañeros.

Ron entró sigilosamente y se acercó a su cama. A su lado, Harry dormía como un tronco. Al parecer, tenía placenteros sueños, sus facciones relajadas y una leve sonrisa mostraban una gran tranquilidad, perseguida por intensos meses.

Ron se alegró por él, ya que siempre se veía envuelto en situaciones bastante o muy desagradables, y parecía imposible que hubiera una etapa tranquila para él.

Bueno, para ellos, ya que siempre andaban juntos y acababan recibiendo también. Pero no podían dejarle solo ; para eso eran sus amigos, además, aunque a veces no quisiera reconocerlo, le encantaban esas aventuras.

Apartó el dosel que cubría su cama y se echó en ella.

Tenía los ojos abiertos pero no veía nada, recordando todo lo que acababa de ver.

La rabia le consumía tenazmente.

Victor 01


Capítulo 01

Hermione soltó un gritito apenas audible cuando oyó el ruido de golpear un cristal.

Tanto ella como Victor dirigieron sus miradas hacia donde venía el ruido, que había roto aquel silencio.

- ¡Oh! - exclamó Hermione llevándose una mano en la boca... No es posible...

Durante breves segundos, le pareció ver una figura junto a la ventana, puño en alto. Luego, un resplandor rojizo, y la figura desapareció.

- Es mejor que me vaya ya, ¡se ha hecho muy tarde! - dijo Hermione, echando a correr hacia la torre donde aguardaba su mullida cama, y seguramente una legión de chicas deseosas de hacer demasiadas preguntas.

Victor abrió la boca para decir algo, pero se contuvo. Sólo observó cómo la ninfa se escabullía en la oscuridad, con la estela de su pelo flotando al viento, que soplaba suave trayendo el olor del bosque.

Y silenciosamente marchó hacia el barco de Durmstrang, reposado en el lago.

Hermione subió con tiento las escaleras a sus habitaciones, después de sorprender a la señora gorda coqueteando con Sir Cadogan, la cual le abrió la entrada mirándola con expresión turbada mientras el caballero servía vino en sendas copas de cristal de las que estaban bebiendo.

Cuando abrió la puerta de la habitación, se sorprendió al ver tantas caras soñolientas mirándola.

Imaginaba que le harían un intenso interrogatorio, pero no pensaba que todas las chicas de su curso estuvieran interesadas en ella.

Bueno, mas bien en Victor Krum.

Generalmente habían miradas de odio acompañadas de cuchicheos y susurros, pero sus pocas amigas la miraban con afecto, aunque tambien con envidia.

Una chica alta, delgada y con el pelo largo hasta las caderas se dirigió a las demás chicas:

- Está bien, es ya muy tarde, y todas necesitamos descansar. Aunque os murais de ganas de preguntarle, es mejor que os vayais derechas a la cama, y mañana ya podreis hacer esas preguntas -

- ¿Y quien querría preguntarle algo a esa adefesio? ¡¡Lo que queremos es decirle a esa cara de rata que deje de una vez a Krum, o le echaremos una maldición!! - exclamó una chica regordeta, pecosa y con cara de cerdo.

- ¡¡O un Crucio!! ¡¡O convertirla en un apestoso ratón aprovechando esos dientes salidos que tiene!! - dijo otra mirándola con asco

Y entonces todas empezaron a discutir, gritar y enumerar diversos encantamientos de los que el centro era Hermione.

Incluso se oyó algún Avada Kedavra, y se estremeció al pensar en el-que-no-debe-ser-nombrado, y en el inmenso dolor que les regalaba a sus víctimas.

Estaba exhausta y la cabeza le daba vueltas, sólo quería meterse en la cama y dormir.

- ¡¡Bueno, basta ya!! - dijo la chica, haciendose oír por encima de las otras voces.

- ¡¡Dejadla en paz, ella no tiene la culpa!! Además, ¡¡si Krum la ha eelegido es porque no se parece en nada a vosotras, estúpidas chismosas!! -

Las chicas la miraron con odio y suficiencia, algunas continuaban lanzando insultos crueles, y la chica que acababa de hablar alzó su mano derecha, con la que empuñaba su varita.

Siseó unas palabras y un respalndor verdoso empezó a emanar desde el suelo, la espesa cabellera ondeaba y crispaba por el embrujo, y sus ojos centellearon maliciosamente divertidos, y suspendidas en el aire empezaron a delinearse las figuras serpenteantes de unas grandes cobras.

En todas las caras se dibujaba el mismo sentimiento : estaban pálidas de miedo y respiraban rápidamente, con dificultad.

- Y ahora - continuó la chica parsimoniosamente - si os vais de aquí no sucederá nada. Y no creo que querais contarlo, a vuestra casa no le conviene perder punto alguno por vuestra culpa... ¡¡por ese comportamiento de arpías!!

Las chicas la miraron con ojos brillantes de rabia contenida, y la mayoría también observaban con preocupación y miedo a las serpientes suspendidas en el aire, que esperaban cualquier paso definitivo para librarse de la magia y atacar.

Atropelladamente unas a otras salieron de la habitación y cada una se dirigió a su cama, refunfuñando entre dientes y deleitandose en venganzas imaginarias.

- Gracias - dijo Hermione, exhausta, y cerrando los ojos, se dejó caer en el camastro. - Buff, ha sido un día muy largo... Me muero de sueño... -

- Pues entonces te dejaré dormir tranquila. ¡¡Mañana nos vemos!! - dijo alegremente la chica.

- ¡Espera! ¿Cómo te llamas? ¿Y porqué me has ayudado? - preguntó Hermione recostándose en la cama...

- Me llamo Gayla, y suelo pasar desapercibida ; es normal que no sepas quién soy. Y no me gusta para nada como te tratan esas niñatas. No se merecen que nadie las mire. En cambio tú eres una buena chica, aunque a veces no guste tu faceta de estudiosa. Así que me alegro de que Victor Krum salga contigo. Bueno, te dejo dormir... Y, ¡¡mañana me lo cuentas todo!! - dijo guiñándole un ojo.

Luego, abrió la puerta y desapareció tras ella. Se oyeron sus suaves pisadas y al poco tiempo desaparecieron...

Hermione se quitó la ropa lentamente, con los ojos entrecerrados, y la dejó sobre su mesita de noche. Sus amigas se habían quedado allí, quietas, y se metieron en la cama sin hacer mucho ruido, las dos en una misma cama...

Y cerraron los ojos, pensando en que al día siguiente podrían hablar con Hermione con mucha más calma.

Muy de tanto en tanto se oía el ulular de alguna lechuza, y con los ruidos de la noche se abandonaron a un placentero sueño...



La verdad sobre el Mortífago

Todos sabemos qué ocurrió en casa de los Potter.. verdad?

Harry Potter - Rated: M - Spanish - Drama/Angst - Chapters: 1 - Words: 510 - Reviews: 2 - Published: 8-30-06 - Severus S. & Lily Evans P. - Complete


La verdad sobre el Mortífago

- ¡¡Maldito seas, POTTER! - gritó, aulló casi, sintiendo que algo lo desgarraba por dentro.

- Te odio, ¡¡TE ODIO! ¡¡Te la has llevado! ¿Porqué a tí? ¿Porqué tú?...

Se calló de golpe, suspirando largamente, intentando calmar sus ansias.

Pero, de sus ojazos negros como la noche se levantaba un fuego iracundo, y de un zarpazo recogió su capa, en la que se escondió.

Más tarde, una figura se acercó al exterior de la villa donde los Potter vivían.

Siseando entre dientes, el hombre se acercó a la entrada, andando con sigilo y ocultandose en su capucha, olisqueando el cielo lleno de dulces aromas y risas.

Y el llanto de un bebé.

- ¡¡Harry! ¡¡Ooooh, Harry! ¡¡no llores, amor!

Oyó cómo ella corría a por el pequeño, y otra oleada de ira le invadió. Imaginó que Potter, el niño consentido, prepotente, chulo... el que lo había atormentado durante todo este tiempo, había ensuciado con sus manos el cuerpo de Lily...

apretó los puños, y entró como un vendaval en la casa.

Encontró a James plantado a pocos pasos, y, sin pensarlo, apuntó su varita hacia él, sonriendo con gusto y gritando el hechizo mortal.

Demasiado rápido.

James no pudo esquivar el golpe, y cayó fatalmente con un ruido sordo sobre el suelo alfombrado...

Con un gruñido de satisfacción, siguió su camino, subiendo las escaleras aceleradamente.

La escuchó moverse en el piso de arriba, y se concentró por un instante, saltando hacia el rincón donde ella estaba.

Temblores. Lily Evans abrazaba a su hijo, una pequeña bolita llorosa que se aferraba a su pelo centelleante.

- LILY! VEN CONMIGO! - exortó, sabiendose patético pero sin poder parar el torrente de sentimientos.

La mujer le miró aterrada, y reconoció al hombre.

Alto, tez cetrina, nariz aguileña, cabello lacio y graso... ahogó un grito, y se aferró más a su hijo, escupiendo al desgraciado y retandole, mirandole con asco, a lo que él reaccionó violentamente.

Con la mente nublada por su locura, apuntó la varita hacia la mujer, y, sin pensar, recitó la condena, matando a Lily al momento.

- Mocoso desgraciado... - siseó, con intención de acabar tambien con su vida... pero aquellos ojos verdosos... aquellos restos de Lily lo hicieron volver al mundo.

- Qué...? - musitó, con el recuerdo presente desfilando por su mente, y atragantandose casi con la bilis que regurgitaba en su boca, retrocedió unos pasos.

Topó con algo, y se dió la vuelta bruscamente, cruzando su mirar con unos ojos oscuros, de serpiente, que lo miraban con sorna y prepotencia...

- Severussss... - siseó - qué feliz sorpresa... ¿haciendo el trabajo por mí? - se mordió la lengua viperina, queriendo morderle el cuello.

Lo apartó de golpe, mirando al único vástago de los Potter, y, con un último siseo despótico, se dirigió al mortífago.

- ¡Vete de aquí...! ¡AHORA! ¡Yo me ocupo...!

Ni siquiera se molestó en ver cómo la figura desaparecía de la escena, escondiendose en cualquier parte y refugiandose en su humilde caserón.

Y el resto... ya lo sabemos...



ChapaPotter y la piedra de filosofar 01

Capítulo uno

-mhhhhh me ha salido mal... - musitó entre dientes.

Una pequeña figura se movía entre las sombras de aquella sórdida habitación; allí entre posters de magos famosos, y otros artilugios salidos de alguna mazmorra de la misma inquisición, o un sexshop algo snuff, una densa humareda llenaba cada centímetro cuadrado de la estancia.

Allí practicaba Potter, el mago mas lerdo de todo Mc. joguard's, legendaria institución que, desde tiempos inmemoriales, había sido cuna de grandes y prestigiosos magos, como david copperfield, magic andreu, o el maestro en ocultación y ocultismo Osama Bin-laden, tan bueno que ya no se encontraba ni el mismo.

Esa misma tarde había sido llamado al despacho del director Bush Damberdor, por fumarse medio laboratorio de botánica; la profesora Metemel Nabo estaba fuera de sí, lloraba y gritaba desconsoladamente entre los restos de ceniza y filtros usados.

Tal hazaña tubo buena acogida entre su hermandad, hartos de la cargante profesora; no obstante, al subdirector Napius Esneip no le hizo tanta gracia, puesto que la señorita Metemel Nabo le cuidaba secretamente sus plantas de coca en la zona afectada.

No cabe decir lo enfadado que estaba.

Después de hora y media aguantando la verborrea incesante de ese paleto devorador de galletitas saladas, a Potter no se le ocurrió otra cosa que conjurar el encantamiento "Atragantus", fruto de su invención personal, cosa que hizo esa mal merecida reunión algo amena y animada.

Había sido castigado a hacer horas de servicios comunitarios, es decir , servicios que ni el de mantenimiento Rulemos Hachís haría, ni cobrando las horas extras atrasadas: podar el roble boxeador; desbrozar el bosque prohibido; dar de comer a fluffy, matar crías de aragog con un matamoscas pequeño; y lo peor, no por la dureza del trabajo sino por lo degradante que era para un Freakindorf, limpiar la mazmorra de los Pijerin's, la hermandad mas pija y elitista del campus.

Herido mas profundamente en su orgullo que en su maltrecho trasero, diana de todas las patadas de los osados Pijerin's, tramaba encerrado en su cuarto, un plan para cerrarle la boca al peor de ellos, Trapos Malfoy.

Trapos malfoy era un personaje si mas bien no, interesante; siempre lucia un traje de seda, confeccionado por manos hábiles y comprado en la tienda mas cara del callejón Diagonal, territorio de caza para la crême de los Pijerin's y otras personas adineradas; unas maneras impecables, con un toque agresivo característica de aquellos que solo aspiran llegar a lo mas alto; maletín que contenía desde el sándwich del desayuno hasta la secretaria; y el sello inconfundible, la marca mas característica y única entre todas de un acérrimo Píjerin: acabar las frases con un "o sea..." o un "total".

No hace falta decir que era el sex-symbol del campus...

A nuestro amigo SalvaPotter le sobraban motivos para detestarlo.

Súbitamente un puño inoportuno golpeó la puerta...

- Quién Coño es!!?? - berreó potter escondiendo la grifa debajo de un libro.

- sSSssSoy yo joer!! 'Jame entrar tío!! - balbuceó una voz ronca y desafinada.

Potter se tranquilizó y abrió la puerta lentamente, al otro lado estaba Ron Whiskey, su compañero de cuarto, y alcohólico amigo.

- que haces a estas horas tío!? Te he dicho mil veces que no vengas antes de las 4 de la mañana joer! y si hubiera estado con una tía?

- ccon una tttia?? jjjuuajuaajuaajauajauajaaa - se mofó él - tirándote a ttu pajarrrrrracco mas bien, como mmucho! - por cierto, essta akkki? - preguntó, cubriéndose compulsivamente la cabeza con los brazos.

- no, que va se largó, hace dos días que no lo veo ; y deja de moverte así que me sacaras un ojo!

Lo empujó dentro del cuartucho y ron se dejó caer como un saco de patatas encima del catre; Potter no sabia si dormía o si estaba en coma... lo mismo daba, tampoco iba a las clases...

Ron whisky era el típico parásito de instituto, copiaba del peor copiador en los exámenes, dormía en las clases (con pijama y todo) y al único sitio que iba con regularidad era el garito de apuestas del quiddich que frecuentaba, donde siempre salía arruinado y sin un duro.

Un personaje como el era el compañero ideal de Potter, otro desecho social, tan lerdo como para hacer del cuarto de los mochos su habitación y guarida.

- Me han castigado, tío, el jodío Bush me la tiene jurada, me tiene manía y un día de estos...

- ggngzzZZZzZZZZZzZZggng -respondió, indiferente.

-además ese puto Trapos, me tiene hasta las bowlings, siempre riéndose en mis espaldas con esa trepa de marimoñas... apuesto a que no saben ni atarse los zapatos solos!

A decir verdad, él tampoco sabia atárselos, pero eso no le quitaba la razón, no había en Mc howard's alguien tan repelente como un Píjerin's que había encontrado a alguien con el que ensañarse.

Potter intentaba, sin éxito un conjuro de lo mas simple y estúpido.

- "Liáte Porrix!" insistía con vehemencia con su varita mágica.

Si había alguien sin talento alguno para la magia y una voluntad de hierro para seguir intentándolo desde luego no era él ; en todo caso su contrario.

- Dejjalo ya Potter, me estas dando mal rollo, vete por ahí un rato que quiero dormir joer! - se quejó Ron, mientras buscaba con gesto lánguido su petaca de morapio.

- vete al peo! sabes que? voy a ver a hermion.

- jajajajaja allá tttu recuerda que passo la ulttima vez! jua. Pos no pienso esstar alli ppara llevarte a Matasanus ccon la nariz rrota jjja -descojonóse vertiéndose la petaca en un ojo.

Cerrando con un sonoro portazo se alejó de la guarida, andando con erráticos pasos por los oscuros pasillos de Mc. Howard's hacia la puerta principal, caminando, ni el sabia adonde.

Hermione era la típica chica fácil del instituto, tanto, que la llamaban "la noria" (porque "todos habían montado en ella alguna vez, (y quizá repetido))".

Estudiante aplicada, cubría su supina ignorancia con unas mamadas nunca vistas en una estudiante de primer año, y no era raro encontrar mas pretendientes entre el profesorado que entre sus compañeros, cosa que la hacia muy popular en todas las "comidillas" de patio.

Potter iba sin rumbo pero sabia que tarde o temprano acabaría por encontrar el "picadero", un hermoso mirador en la mas alta colina de los aledaños de Mc hogward's, con vista a la casa de los gemidos (la casa mas cachonda de inglaterra) y al vertedero municipal.

Un fuerte olor a pescado podrido le guiaba los pasos en la penumbra de esa noche negro betún sin luna, parecía como si las mismas estrellas se hubieran ido a otra parte, avergonzadas, ante aquel deprimente espectáculo de coches (y escobas) cargados de litros de hormonas en agitación frenética y adolescente, botando en un coreografiado ritmo bamboleante.

Al coro de gemidos provenientes de la casa se les unían los de unas muchachas vírgenes (y otras con mas remiendos que los pantalones del cantinflas) ansiosas por perder aquello que sus padres protegían con sumo celo; las castas no debían mezclarse.

Entre los gemidos Potter oyó la que posiblemente seria la de hermione, una voz capaz de avergonzar al propio Satán o incluso ofender al innombrable.

- OOOOOOHH!! si, cabrón sí!"!!, PERROOOO!!!! fóllame sí VAMOS!!! FOLLAME!! ahora SI! venga jodido pichafloja, ya has acabado!!?? SIGUE hijoputa!! SI ASI!!!

Todo un primor; de su boca emanaban los pestilentes aromas del infierno, era una puta chimenea de soltar guarradas.

Para Potter era imposible no sonrojarse ante tan bellas y dedicadas palabras... Se quedó allí parado, durante varios minutos soñando despierto con lamerle los tacones a hermione mientras le dedica sus caricias con su látigo de nueve colas...

No tardó en irse detrás de un árbol, donde se alivió hasta extenuarse ambos brazos.

Menos de un minuto después volvía a estar ahí, de pie esperando para hablar (si podía) con hermione.

La puerta del coche se abrió y salió, vestida de inocente colegiala Hermione dejando en el coche a un desvirginizado muchacho llorando desconsolado y traumado para toda su vida.

- éstos son los que me gustan para empezar la noche... - jadeó, esbozando una sonrisa de maliciosa satisfacción.

- tengo que hablar contigo hermion. - susurró Potter, apoyado en un árbol.

- no me mola hacérmelo con alimañas Potter, piérdete! - y añadió un sugerente gesto con el dedo medio.

- no estoy aquí para eso - apremió, limpiándose las manos en sus bolsillos. - quiero joder a Malfoy..

- No creo que se deje ; le molan las tías, sobretodo las ricas, además, claro, de si mismo... yo misma me abrí de patas delante de él y ni siquiera me miró... fue humillante. - miró al cielo, apenada.

- Por eso mismo quiero joderlo vivo! quiero que ese mamón engreído pruebe la humillación a cucharadas soperas hasta que se quede vegetal!

- vas a necesitar mucho mas que tus trucos de pacotilla para eso, además es un Pijerín's, son intocables, los que manejan los hilos! como crees que jamás en toda la historia de mc. howard's ha habido un solo pijerin's castigado o amonestado? el último que regañó a un pijerin's fue el profesor lupin y mira como acabó.

- si, un hombre lobo lo violó y destrozó en el bosque, dijeron que lo habían contratado los pijerin's, pero lo negaron todo... -recordó amargamente Potter. - Aun así tienes que ayudarme, no voy a pasarme mis años aquí con ese maricón metiéndose conmigo, ya se meten todos, pero a él no lo soporto.

- Vete a mamarla Potter y déjame en paz, aun queda mucha noche, y kilómetros de polla que chupar como para quedarme aquí contigo tramando una ridícula, aunque tentadora venganza.

Y desapareció en la negrura, dejando a Potter tan solo como el que se quedó vigilando Perejíl ; solo, desconsolado, y cabreado.

No pasaron ni dos horas cuando un portazo puso a Ron patas arriba (con las arcadas y el vómito que acontecían ante tal postura), eran sus "simpaticos" hermanos, Jaco y Grifa, si había algo en el mundo que no se podía comerciar, ellos no lo conocían, y eran en hogwards los camellos nº 1.

No había nada que no pudieran conseguir por unos pocos euros.

- Te hemos traído género nuevo, hermanito! -anuncio solemnemente Jaco - Pastillas Bertipop de todos los efectos y cromos del Vaquilla.

- Paso de drogas tío, eso es para putos perdedores... Tenéis jaco?

- Jaco es él, yo soy Grifa, de verdad, como puedes llamarte nuestro hermano?? - reprochó con aire alegre.

- vete a la puta mierda Grifa!!, Potter no está y con lo que le quedó de lo que pilló del huerto de Metemel Nabo tiene para décadas, a mi no me quiere dar nada el so gorrón.

Bueno -espetó Grifa -él se lo pierde - las ranas lisérgicas ya las tenemos casi todas vendidas, pensábamos que queríais alguna... - añadió poniendo cara de circunstancias

En ese momento apareció Potter por el pasillo, y al ver a los hermanos en la puerta de su cuarto se escondió detrás de una columna, él les debía dinero, y si había un motivo para que ellos visitaran su habitación no era para ver a su "hermanito" sino para romperle las piernas y colgarlo de las orejas de la almenara.

Desistieron los hermanos y se marcharon desairadamente hacia el dormitorio de los profesores, donde unos ávidos clientes asiduos de las anfetas mas adulteradas les arrancarían de las manos lo que les quisiera vender. Un negocio seguro.

Suspiró de alivio al ver el pasillo libre, mas alguien resopló detrás suyo; por muy mágico que fuera Mc. Howard's, ni giger haría paredes que resoplaran ; tal bufido salió de la podrida boca de Flich el vigilante nocturno, todo un sádico.

- que haces a estas horas Potter? deberías estar durmiendo... - eres una molestia para este centro, y si pudiera, algún día la haría desaparecer yo mismo - añadió con una mirada dolorosamente punzante e incómoda.

y-y-ya me iba señor Flich - apresuró tapándose el culo corriendo hacia la puerta de su cuarto.

Flich tenia fama de pederasta entre otras atroces aficiones nocturnas, había intentado ser veterinario por correspondencia pero fué expulsado de CCC por enviar partes de las vivisecciones que no entraban en la materia; en su certificado de graduación ponía "no graduado por sádico loco hijodeputa", certificado que exhibía cono el mas alto honor en su garito en el cuarto de calderas, donde, se dice tiene un cuarto que haría palidecer a Hannibal Lecter.

Aquella noche Filch se conformó con un pobre pringao Rap&clown, quienes acostumbraban a vestir de forma de lo mas hortera y rimar todo lo que saliera da su boca o de la ajena, (De ahí Rap&Clown) al pobre desgraciado no lo encontrarían jamás, a menos que analizaran un poco la sopa de los lunes, cuyo "toque del cocinero" nadie conocía...

Los Rap&Clowns eran mas de letras que de ciencias por definición, adictos a colgantes y pelucas afro eran el factor decisivo para que una fiesta de la hostia se convirtiera en un puto bodrio; se enfadaban con facilidad y no tardaban en sacar la varita si decías una palabra que requiriese mas de media neurona para rimar. Unos putos pandilleros.

Al día siguiente en el comedor de mc. Howards había, como no!! Hamburguesas y patatas fritas, todo lo que a un buen nutricionista le haría correr hasta las antípodas y mas allá, desdeluego, los Pijerin's tenían comedor privado... Un elfo doméstico Les limpiaba los zapatos con la lengua antes de entrar.

-Con dos capas, Legolas, y esta vez quiero verme reflejado en ellas.

Daba igual de que mundo fueras, ver a un andrógino de metro ochenta limpiar los zapatos con la lengua tenia siempre un pequeño matiz surrealista.

Los elfos domésticos eran todos maricas y tenían la extraña costumbre de vivir en los árboles, además de hablar en una jerga extraña que a veces ni ellos mismos entendían.

- Namarië - susurró el elfo con la lengua adormecida

- Si, ya te dejare que me la chupes luego...

El elfo se quedó con cara de imbécil hasta que vino un Pijerin's que venia de las cuadras (he de añadir que Rulando no las limpiaba jamás); su rostro era ahora una estampa del horror.

Tenia que cruzar medio comedor hasta llegar a una mesa apartada en la "zona peligrosa" , la llamaban peligrosa porque estaba demasiado cerca de las de los profesores como para comer a gusto.

Lo mas difícil seria evitar al pesado de Pollín Querubín, todo el santo día con la polaroid, "buscando estrellas" decía él.. y las encontraba, las suyas propias, a cada puñetazo por una foto en el momento menos indicado, mas que llegar a ser cineasta quizá llegara a un derrame, al menos para que lo hostiaran tenia un talento innato.

- Una foto potter? – aquella frase podía ser una invitación a causarle una conmoción cerebral.

- te meto la cámara por el culo, pollín? – insinu

- no!! Otra no!! – gritó y echo a correr por el pasillo.

Quizá fue el rubor en las mejillas de pollín o el gemido involuntario al decir "Otra no!!" , pero desde entonces Potter nunca salió sin una navaja en el bolsillo.

Y allí estaba otro componente de la fauna de mc. hogward's, Membrill

Membrill era lo que sutilmente se diría "una asquerosa bola de sebo mugrienta" pero inteligente (a su manera), todo un HAckerPuF fuera de lugar.

Si pensabais que explicaría ahora quienes (mas bien "que") eran los HcKerPuF, sus jodeis

En preparación el capítulo 2: El ataque de los clown.es


Buenas!!!!!

Jejejeje, pues hoy os traigo un regalito muy especial que mi niñu ha hecho para mí......

Jojojo, cuando he vuelto del trabajo, me lo he encontrado escribiendo.... Y, ¡¡oh, surprise!! Escribía sobre Harry Potter!!!

Me he reído mucho, aunque no sé si os va a hacer la misma gracia , por lo menos debereis ser liberales, porque pone a parir absolutamente a todos los personajes... Pero esa es la frescura ;)

Bien, los que no conozcan Barcelona, no entenderán según qué guiños, así que os aclaro algunas cosas.

La Diagonal: Es una calle supergansa que cruza toda Barcelona, es donde se arrejuntan todo lo pijo, tiendas ultracaras, gente rica tipo Malfoy ; snobs repelentes....

Giger ¿Habeis visto Alien? Pues los fondos, los diseños del monstruo y demás es SUYO!!! Pasaos por alguna page sobre sus diseños y ya vereis a lo que me refiero ; es BESTIAL!! (Fuyur babea y lo adora)

Ya habréis leído sobre los personajes y sus respectivas casa, jojojo, no es muy difícil de encontrar el símil.

De momento no os explico nada más, ; en los otros capítulos se detallarán sus guiños. Espero que les haya gustado y mandenme reviews porfiplis, que si le dan buena acogida me ha prometido que escribirá más!!!!! Y yo quiero!!!

Por cierto ; Fuyur es MI novio ; mi Slytherin particular... :p

ChapaPotter y la piedra de filosofar

Una versión hecha pòr mi ninio.... muy pero que muy gamberra

Harry Potter - Rated: M - Spanish - Parody/Humor - Chapters: 2 - Words: 2,710 - Reviews: 6 - Published: 10-28-04 - Harry P.


ChapaPotter y la piedra de filosofar 01
ChapaPotter y la piedra de filosofar 02

Sir Cadogan


Quién ha dicho que los fantasmas no tienen también sus propias historias?

Romance/Humor - Published: 7-31-05


Sir Cadogan

Sir Cadogan andaba como siempre tras la Dama Gorda, que, eufórica, cantaba palabras de amor mientras los estudiantes daban patentes muestras de dolor encefálico.

Intentaban taparse los oídos con los dedos, mientras corrían alejándose de allí ; sabían que no era posible volver a sus habitaciones hasta que Sir Cadogan dejara sola a la dama, que se volvía entonces menos dura de oído a las llamadas de aquellos que querían atravesar el cuadro.

La dama, sonriente y jugando con su pelo, le cantaba estrofas arrítmicas, y Sir Cadogan, con su extraño paladar, las saboreaba con los ojos cerrados, sentado descuidadamente sobre el mullido cojín que usaba la dama para comodarse.

De pronto, la dama dejó de cantar, y, enfurruñada, se aclaró la garganta mientras se frotaba vigorosamente los brazos.

- Cerrad la ventana! Quereis que me quede afónica? - gritó, volviendose hacia el origen de la corriente de aire.

Se le escapó un grito, y se pegó a Sir Cadogan, al que zarandeó para que se despertase de su habitual estado ausente.

Unos ojos enrojecidos brillaban maliciosamente, mirando fijamente al caballero de oxidada armadura, que, de un respingo, se puso en pie, intentando esconderse tras la dama, que lo empujaba hacia el fantasma que acababa de aparecer.

Tragó saliva con esfuerzo, y la armadura chirrió ante el brusco gesto del caballero que, de una zancada, se enfrentó a la neblina.

- No habeis sido invitado, así que abandonad este cuadro! - exclamó Sir Cadogan, intentando parecer valeroso.

A escasos centímetros de su rostro los labios céreos del barón sibilaron, y en un susurro apenas audible sentenció :

- Esta noche tendrás tu castigo. Yo te enseñaré con quién debes estar... - y a los pocos segundos, y para que no hubieran suspicacias, dijo vboz en grito :

- No se preocupe, Cadigan, nadie en su sano juicio desearía estar junto a dos fantasmas tan desesperados. Sólo que, ah, me estaban dando asco, y he venido a poner algo de orden. Adios.

Sin más, el Barón Sanguinario avanzó hacia ellos, y, atravesandoles, se hundió en el muro, dejando una estela de algo brillante y viscoso en la roca húmeda.

La Dama Gorda ahogó un grito de rabia, y miró al caballero nebuloso, reclamando justicia, que ya estaba mascullando amenazas contra el sanguinolento.

Sir Cadogan, tembloroso y asustado, dirigió una sonrisa de circunstancias a la Dama Gorda, y, con una reverencia, se despidió de ella con una vaga excusa ; atravesó el muro por el que había desaparecido el sangriento fantasma, y, lamentandose de su desgracia y de los celos exagerados del Barón, se deslizó por el pasadizo, en busca de su amante...

Fic Conjunto de Harry Potter

Fic Conjunto de Harry Potter
Todo empezó como un juego, pero....

Harry Potter - Rated: T - Spanish - Romance/Angst - Chapters: 1 - Words: 1,415 - Reviews: 7 - Published: 3-17-05 - Ron W. & Hermione G.


FIC CONJUNTO HARRY POTTER

La luna estaba alli, en lo alto, redonda, llena, iluminando Hogwarts.
Hermione estaba sentada junto al lago, resiguiendo el agua con los dedos...

pensando en la gran oportunidad que dejo escapar, Viktor le pidio que lo acompañara a viajar y descubrir cosas nuevas pero ella se nego, por que lo habia echo, la respuesta es sencilla, lo hizo por ...

... alguien a quien esperaba tener entre sus brazos, pero al que no se habia atrevido a dar más explicaciones ni ningun tipo de señal.
Se estiró cuan larga era sobre el césped mojado, y cerró los ojos, aspirando con fuerza el aroma del viento.

Ella sabia que su amor nunca iba a poder ser correspondido, eran tan diferentes que era casi imposible que se fijara en ella...
ahora me arrepiento de no haber ido, como es posible que llegue a creer que se habia enamorado de mi T.T, pero es que esa noche todo fue tan ...

... especial...
Había tanta tensión en el ambiente, tanta pasión entre ellos dos, que creyó que iba a caer fulminada por un rayo al sólo contacto de sus labios rozando su piel...

Cuando paso...
sus labios se unieron en un dulce y tierno beso cuando sintieron la presencia de alguien mas, el por supuesto no podia dejar que los vieran juntos.
como podia permitir que supieran que estaba enamorado de Hermione... el que siempre la desprecio no podia permitirlo...

...Así que la empujó con desprecio, haciendola trastabillar, y, mientras, se alejaba de alli, dándole la espalda y sin volver a mirarla, observando con ojos fríos a quien les había incomodado...
Una slytherin morena, alta y extremadamente seria, les miraba distante, con la rabia teñida en sus pupilas...

Por que me tenias que traicionar hermione? yo confie en ti, te brinde todos mis secretos te conte todo lo que sentia sabias que te queria como a una hermana, somos de casas diferentes pero eso que importaba? pero me traicionaste, besaste a la persona que amaba...
Por que si bn sabias que yo estoy enamorada de ...

... aquel extraño hombre que de tantas fantasías ha llenado mi cabeza en las calurosas noches que he pasado encerrada en mis mazmorras..

La miró desafiante, sin apartar la vista cuando el hombre pasó por su lado.

Éste entreabrió los labios para seguramente imponerle un castigo, pero al parecer se lo pensó dos veces, porque se arrebujó en su negra capa y se perdió por el pasillo, rumbo a su despacho...

... mientras pensaba en lo que acababa de hacer.
Dumbledore lo contrato como maestro de las artes oscuras el le dio su confianza pero...
no! el no se pudo haber enamorado de una alumna, lo que acababa de hacer simplemente fue un impulso.

... Aunque era cierto que hacía ya tiempo que la seguía con la mirada, y que cuando entraba en clase la buscaba sin ningún pudor, sin saber bien el porqué de aquella sensación de malestar que no se desvanecía hasta que se encontraba reflejado en sus pupilas oscuras...

... cada vez que la veia sentia una sensacion extraña que permanecia dentro de el incluso con solo pensarla, el la detestaba lo sentia pero como era posible que ella le causara ese sentimiento.
Cada vez que la veia en clase la ignoraba...
pero porque sentia eso, por que le habia correspondido? ...

... Hermione ya no podía acudir a sus clases sin más, siempre sentía la tentación de salir corriendo de allí y no volver la vista, sin temor al castigo que pudieran ponerle ; y eso en ella era de lo más inusual.
Ron empezaba a sospechar algo, y Harry intentaba que su amigo no le diera demasiadas vueltas a la cabeza...

Pero no podia evitarlo... el sentia algo por Hermione pero no lo podia creer, siempre la vio como su amiga la niña con la que discutia por cualquier cosa ... pero ahora, comenzaba a sentir celos cada vez que la veia tan ida, pensando en alguien, sintiendo la furia por dentro ... la curiosidad de saber quien era la persona que la tenia asi tan pensativa tan ida ... tan enamorada.
Cada intento que hacia Harry por tranquilizarlo era peor, simplemente le servia para recordar que...

... la estava perdiendo, y que nunca había hecho nada para tenerla, ni para demostrarle sus sentimientos.
Aunque en realidad no hacía demasiado tiempo que se había percatado de ellos, pues siempre la había visto como a una amiga, o por lo menos eso es loque había querido creer...
Harto de esperar, se dirigió hacia Hermione cuando estaba sola en la gran sala de Griffyndor.
Sumida en sus pensamientos, y con un enorme libro sobre sus rodillas, no se percató de la mirada que el iracundo Ron le dirigía, de pie ante ella, a escasos pasos...

Todo estaba decidido al fin le diria lo que sentia, el no cree que sea posible que lo rechaze...
A pasado mucho tiempo desde que dejo de ser un niño, ahora se veia muy bien pero... seria suficiente?
Estaba a escasos pasos de ella pero ¿seria capaz de reunir el valor suficiente para decirle lo que siente?
El siempre la vio como su amigo, esa niña sabelotodo que siempre lo fastidiaba pero ahora era diferente.
El descubrio lo hermosa que era una tarde que se encontraba con Harry y vio a Hermione muy cerca de Viktor.
Ese día sintio que le hervia la sangre del coraje que sentia pero ahora la tenia a escasos pasos de el.
Como era posible que todavia no se percatara de que estaba ahi...

Los ojos cansados de la chica releían una y otra vez la misma página. Era muy extraño en ella, que siempre lo entendía todo en poco tiempo, y se imaginó lo que la debería estar desconcentrando.
Apretó los puños de la rabia y dió el gran paso.
Se acercó a Hermione, que se sobresaltó al notar una presencia cernirse sobre ella.
Alzó la vista al tiempo que Ron se acercaba a ella ; cogiéndola del cuello de la camisa, juntó sus labios a los de ella, fríos en aquel momento, y la besó sin más, sin esperar su reacción.




Hola!
sólo os quiero apuntar que esto es un fic conjunto, como ya habeis podido comprobar.

Empezó como un juego, pero me gusta cómo va quedando, aunque sé que se podría mejorar...
Aun así me hace mucha ilusión postearo aquí, me encanta colaborar con alguien a hacer un buen fic, jujuju

No seais demasiado críticas con las faltas y esas cosas, que el esfuerzo es lo que cuenta, y el cariño con el que se hace!

Zanxs y buena lectura!

Violación de Parvati (editando)


- ¡¡Parvati! ¿Qué narices estas mirando? - le espetó Draco, que la atrajo hacia sí para robarle un beso.
Parvati se dejó besar, aunque la mueca de asco de su cara mostraba el poco agrado que sentía por aquel joven indeseable.
Draco la miró interrogante con sus eléctricos ojos azules, y ella esquivó aquella mirada que la ponía tan nerviosa ; era sólo notar el contacto de aquellas garras sobre su piel y sentir cómo las nauseas la invadían.
- Has cambiado, Parvati. Para peor. O me dices lo que pasa o juro que te arrepentirás. - le miró desafiante, tragandose la rabia para no morder aquellos labios jugosos que tantas ansias tenía por sentir sobre su cuerpo.
Ella no respondió a la provocación. Sencillamente retiró un poco el banco y se puso de pie, para salir de allí. Algunos estudiantes levantaron sus miradas del cuenco del que devoraban su comida, mirándoles a los dos, ya empezaban a olerse algo, pues hacía ya unos días que tenían contínuas disputas en casi cualquier parte del colegio.
Sin embargo, esa vez se quedaron con las ganas de ver algo más ; Draco sólo la siguió con la mirada mientras la morena andaba a grandes zancadas mientras miraba de reojo hacia la mesa de los Gryffindor, donde también algunos alumnos estaban observandolos, divertidos.
- Jajajajja... ¡¡Es TAN

Una brecha (ediotando)

Hermione observaba tras el cristal de un enorme ventanal. Al otro lado, Harry hablaba animadamente con su padrino Sirius del gran paso que iba a dar.
En sus ojos brillaba el deseo y la felicidad, y su rostro amable lucía una exagerada sonrisa.
La joven, en cambio, sentía que el mundo giraba y giraba a su alrededor, y no la dejaba apearse en algún lugar apartado y tranquilo ; sinó que la obligaba a vivir y sufrir toda aquella precipitación.
Quería escapar, pero tampoco quería quedarse escondida en cualquier sitio mientras ella se lo llevaba.
Aquellaera la última semana en la que Harry iba a seguir siendo el mismo irresponsable y cabeza loca de siempre.
En cinco días, sólo cinco, él uniría su destino a otra mujer, y no iba a ser ella.
Llorosa,apartó la vista del ventanal y se apoyó en el cristal, llevándose el pulgar a los ojos y, enjugándose las lágrimas que sobresalían, apretó los dientes, deseando poder ofrecerle una franca sonrisa al muchacho.
La puerta se abrió con un crujido, y los dos hombres entraron entre risas y tropiezos, haciéndose bromas y confesándose murmullos.
Hermione sintió un pinchazo en el corazón al verle entrar, despeinado y con el cuello de la camisa desabrochado descuidadamente, pero no dejó que surostro se alterase, sonrió y se dirigió hacia un sillón para sentarse, justo al lado del sofá donde ellos se dirigían.
Jajajaja! Madre mía, menudo sobrino tengo! - exclamaba Sirius;

Doble Traición Capítulo 02


Lleno de sangre

Mira bien.... ¿los ves?... – le dijo Filch, jadeando, mientras jugaba con aquellos instrumentos, separándolos por orden de preferencia. - Algunas de estas preciosidades están muy afiladas, yo mismo las pongo a punto, son mis favoritas. Hay otras a las que he descuidado, y ni siquiera están afiladas ni limpias.... Jejejeje... Pero estoy seguro de que harán su trabajo. Esta noche lo comprobaremos.. ¿De acuerdo? Y así sabrás que lo que has hecho merece un castigo ejemplar... mwjuajuajuajuajua... -

Filch rió tenebrosamente, con ganas, mientras su sonrisa mostraba una boca desdentada, en la que la mayoría de piezas estaban ennegrecidas o medio rotas.

Ron abrió los ojos desmesuradamente. Filch estaba completamente loco, se comportaba como un maníaco obsesivo, preparandose para.... ¿para QUÉ?

Quería gritar, aullar, pero su garganta estaba demasiado irritada, ya había probado a gritar con toda la fuerza que sus pulmones le brindaban, y fué para nada ; nadie le escuchó, y él acabó ronco y con la garganta irritada.

Tenía miedo, muchísimo. Parecía que Filch iba en serio, que iba a herirle... no podía creerlo, tanto tiempo pensando que Hogwarts era seguro y al final, la maldad estaba dentro... ¿Nadie se había percatado?... Confió en equivocarse, o en que tal vez sólo quisiera jugar con su mente, hasta ver cómo se derrumbaba.. o se volvía loco.

Pero pronto comprobó que Filch no se lo tomaba como un juego.

Lo puso de pie, colocando una argolla alrededor de su cuello, dejándolo sujeto al muro, mientras que con las piernas sujetaba las del chico, para que no se atreviera a patearle. Le pasó más argollas, dos en las rodillas y dos en los pies, dejándolo totalmente inmóvil.

Qué.... ¿QUÉ piensas hacer?... ¡¡Dumbledore te echará del colegio si me tocas!! ¡¡Y te mandará a Azkaban, donde los dementotes se comerán tu vida!! – le gritó a media voz Ron, temblando ante un Filch que sonreía ante lo que le esperaba.

Jejejeje... No te preocupes... ¡¡NO te ENCONTRARÁN!!.... Te lo aseguro..... MWJUJUAJUAJUA.... Si no hay nadie que pueda acusarme injustamente (- porque sería injusto, tú te lo has buscado -) nadie puede quitarme esta vida...-

Ron palideció al oírle decir eso. ¿Qué no le iban a encontrar?.. Qué... ¿Qué quería decir eso? ¿Qué iba a hacerle?.... Iba a... ¿A MATARLE?

Su pecho se movía con desesperación, intentando abarcar aire fresco, sentía que se ahogaba.... Pero no sería nada comparado con lo que el celador pensaba en hacerle.

Se adivinaba en su demente mirada, el brillo innatural de sus ojos y la cara, como un libro abierto.

Filch cogió una especie de cuchillo, que parecía nuevo y muy afilado, y lo acercó a la cara de Ron, que lo miraba con ojos desorbitados.

¿Porqué me miras así?... No me gustan tus ojos.... – y sin mediar palabra, le asestó una puñalada en la córnea, arrancándole el ojo de cuajo, con un ruido sordo, parecido a un gorgoteo. La sangre manaba y Filch acercó su boca a la córnea vacía, sorbiendo la sangre, roja y caliente.

Un alarido salió de la garganta de aquel pobre chico, que intentaba deshacerse como podía de las ataduras que lo mantenían clavado en la pared.

Filch se apartó de Ron, limpiándose con la manga la sangre que caía de sus labios cortados.

Jejeje... no vuelvas a mirarme, chico, ¿lo has entendido?... – y se dirigió hacia el maletín, dejando el cuchillo y cogiendo unas tijeras sucias de moho y orín. Se notaban viejas y habían perdido su filo, aún así el celador las cogió sonriendo con malicia, y se aproximó al joven Gryffindor, que aún no se había recuperado de la agresión. Sollozaba con la vista nublada, mareándose con el olor de su propia sangre.

Filch apoyó la mano de Ron en el muro, desplegada, para dedicarse a sus dedos, que cortó uno por uno con dificultad, mientras no dejaba de hablarle.

... Uno... por haber cogido ese libro sin permiso... Dos... por tener la intención de robarlo.... Tres... ¡¡¡¡por haberme arañado antes!!!!.... Cuatro... por dejarme sordo con tus gritos.... Cinco.... Porque me das asco y no te soporto... ¿Ves? Es mucho mejor que si te hubiera colgado del techo por los pulgares... como hacíamos antes.... Qué inocente era... ¡¡Con lo divertido que es ESTO!! – dijo mientras le clavaba las tijeras en la palma de la mano, dejándosela clavada en el muro.

Ron estaba casi demayado del dolor y la pérdida de sangre. Lloraba por acabar así, sin decirle a Hermione cuánto la amaba o pedirle perdón a su amigo Harry por la discusión que habían tenido horas antes, por sus celos.

Filch cogió un cuchillo de hoja tan grande como el ancho de una mano, imaginando qué hacerle en su vientre, de piel pálida y suave....

Los aullidos del chico sonaron crispados, roncos, casi sin vida.... Y el silencio, poco a poco, se adueñó de la celda, mientras la risa nerviosa de Filch llenaba sus oídos.

Vaaamooos... aún no se ha acabado... no sea niña, weasley, usted puede hacerlo mejor... -

Pero Ron no respondió, su cabeza, ladeada, mostraba un rostro pálido, sudoroso y ensangrentado, los mechones de pelo le caían suavemente sobre la cara, y sus labios sin color eran una simple línea en su rostro.

Está bien... pues voy a esperar a que despiertes... Porque despertarás... ¿verdad? – se preguntó Filch mientras observaba el cuerpo maltrecho y mutilado de Ron, que caía sin vida. - ¿estás... estás muerto? ¿En serio? – murmuró Filch, lamiéndose los labios, gozando el dulce sabor de la sangre. – pues.. como ya he dicho... no vas a dejar rastro.... Porque vas a desaparecer... ¡¡en mi estómago!!.. mwjuajuajuajua.. –

Filch le quitó las argollas, y el cuerpo cayó a plomo al suelo, sobre un charco de agua, sangre y orín.

Snape, mientras, se había dirigido al despacho de Dumbledore, esperando encontrar al decrépito profesor. Nadie se había cruzado con él, y se alegraba por ello, porque así no debería dar ninguna clase de explicación.... Pues había llegado la noche en la que Hogwarts sería suya enteramente.... Y Dumbledore moriría...

Rió para sus adentros, sabiendo que no iba a ser tan fácil de roer como el maldito weasley, pero el señor tenebroso le había dado un nuevo poder, y estaba seguro de que esta vez lo conseguiría. Además, aunque Dumbledore siempre había sido el más astuto y poderoso, había llegado a un punto en el que él se había convertido en un mísero vejestorio, un anciano que empezaba a perder la cabeza en cualquier esquina... y sus años de espera habían valido la pena....

Al llegar a la estatua que guardaba la entrada secreta del despacho del director, dijo las palabras mágicas, y subió los peldaños lentamente, mientras la escalera giraba en torno a sí misma.

Dumbledore estaba sentado en su escritorio, con el pensadero entre sus manos, con los ojos entrecerrados, traspasando recuerdos a aquella urna llena de una esencia albina que giraba y giraba como un remolino.

Snape se acercó a Dumbledore, sabiendo que se había percatado de su presencia, y al llegar a su altura, sacó la varita con un gesto rápido, lanzándole un crucio al anciano, que al ser cogido por sorpresa, le dio de lleno.

El pensadero cayó al suelo, haciéndose añicos y dejando escapar unas finas hebras de algo parecido a un líquido, que se filtraba por las rendijas del suelo, mientras Dumbledore se retorcía en el suelo ; Snape lo maldijo tres veces más, sin dejarle siquiera tiempo para respirar, y el anciano cerró los ojos agotado al tercer impacto consecutivo, se le escapaba sangre por la boca, y no se le oía respirar.

Snape se sentó en la silla del director, y postró las piernas sobre la mesa, riendose a mandíbula batiente, disfrutando del mal que acababa de producirle a ese energúmeno que tenían por director.

Doble Traición Capítulo 01


El libro maldito

Sentado en una silla cochambrosa y con aspecto de ser muy incómoda, divagaba mientras trazaba un plan en su cabeza.

Se echó hacia atrás, recostando el respaldo de la silla en la pared, crujiendo al soportar el peso del hombre sobre sus dos patas traseras.

Acomodó sus piernas sobre la mesa, tirando al suelo el candelabro en el que dos velas aguantaban impávidas, alumbrando la estancia ; apagándolas de golpe.

No le preocupó en absoluto quedarse totalmente a oscuras, estaba mucho más cómodo así. Entornó los ojos, imaginando detalles de su plan que eran, ciertamente, demasiado crueles como para pensar que era producto de un ser racional.

La luz de la luna se filtraba por los barrotes que cerraban el único ventanuco de su despacho, arrancándole un extraño brillo de los ojos, que parecían mirar a través de la gran puerta que lo separaba de los pasillos que serpenteaban por el interior de la escuela, destripándola a placer.

Un leve golpe de nudillos sonó en la puerta, que se abrió segundos después, y una figura algo encorvada se dibujó en el dintel de la puerta, una bola de pelos saltó a la mesa donde aún reposaba las piernas con despreocupación, encogiéndose en un ovillo.

¿Qué demonios quieres? – sibiló el hombre, mirándole con furia.

Profesor.... Estoy seguro de que le gustará la noticia que le traigo... Hemos encontrado a una rata intentando robar un libro de la sección prohibida.... Y es uno de los que más detesta.. jejejejeje.. – se rió desagradablemente, mirándole fijamente con un ojo medio cerrado y enfermo y el otro goteando lágrimas púrpuras, un espectáculo asqueroso.

El hombre enarcó las cejas y sonrió complacido. Se puso en pie, no sin antes tirar a la dichosa gata al suelo, sin ocultar su desidia, se resguardó bajo la toga y se dirigió con paso cansino hacia el celador, que lo esperaba impacientemente.

Y recuerda, la próxima vez espera a que te diga que puedes entrar. O tal vez caiga un maleficio sobre ti... Quién sabe... podría estar practicando perfectamente algún nuevo conjuro.... –

El celador le miró con la cabeza gacha, y asintió sin decir nada. Se adelantó y caminó por los pasillos presuroso, perseguido por el profesor, que se deleitaba pensando en las cosas que le haría a quien encontrase con un libro prohibido en las manos.

Llegaron a la biblioteca, y cruzaron rápidamente la sección prohibida, dirigiéndose hacia el final del pasillo, flanqueado por enormes bibliotecas atestadas de libros antiguos. Al llegar al final, torcieron a la derecha, dirigiéndose hacia uno de los ventanales que iluminaban la biblioteca durante el día ; el celador sacó de su bolsillo una extraña vara de metal, que deslizó entre la juntura de la ventana y la pared, poniendo en marcha un mecanismo que abrió un agujero bajo la ventana, que quedaba escondido a miradas extrañas.

Se miraron con ojos cómplices, y se deslizaron uno a uno por el agujero, del que pendían unas escaleras que descendían hasta las entrañas de la tierra.

Cuando los dos estuvieron sobre la escalera, la abertura desapareció, apareciendo otra vez el muro de piedra, sumiéndolos en una profunda oscuridad.

Continuaron bajando silenciosamente por un corto período de tiempo, hasta que por fín dieron con sus huesos a un estrecho pasillo, alumbrado tenuemente por unas antorchas de luz verdosa, que se abría desde donde acababa la escalera hasta lo que parecía una puerta de roble encadenada.

Se dirigieron hacia la puerta, desde la que se podían oír ruidos ahogados.

El hombre maltrecho emitió un gorgoteo desagradable, mientras sonreía satisfecho.

Sacó una pequeña llave con la que abrió los cuatro candados que unían las respectivas cadenas, y una enorme llave de forma extraña con la que abrió el portón, accediendo a una celda desnuda, húmeda y polvorienta, en la que un chico descansaba, exhausto y asustado, engrilletado a la pared con unas cortas cadenas, que le obligaban a tener los brazos en alto.

Aaaaah.... Señor Weasley... - unas palabras melosas salieron de los labios de aquel hombre frío y calculador. – Así que, jugando a entrar a hurtadillas en la biblioteca para, encima, robarnos?

El pelirrojo lo miró con ojos cansados, murmurando en voz baja.

¡¡SNAPE!! ¡¡Maldito seas!! ¿Qué cosa tan importante hay en ese libro para que me hagáis esto? ¡¡Dumbledore os dará un castigo ejemplar por haberme traído aquí, y cuando sepa lo que Filch me ha hecho os aseguro que no se andará con miramientos!! ¿Qué narices queréis hacerme en esta cochambrosa sala? ¡¡Dejadme salir!!

Snape se acercó a él mientras sacaba su varita. Al llegar a su altura, le puso la varita sobre los labios, sonriéndole con aquella mirada gélida.

Jé... Si vuelves a abrir la boca, ya nunca más podrás volver a hablar... ¿Comprendes?... – abrió los ojos acercando su cara a la del chico, que chocó contra la pared al intentar evadirle.

Snape lo miraba con curiosidad, en su rostro unas heridas recientes seguían abiertas, por las que finos hilillos de sangre caían, resiguiendo las curvas de sus mejillas.

Se giró a mirar con detenimiento a Filch, que se apretujaba las manos mientras lo miraba cabizbajo, echando fugaces miradas al suelo del patíbulo.

¡¿Qué le has hecho?! – le preguntó Snape, sin moverse del sitio.

Verá... el maldito crío intentó escapar, creyó que iba a ser más listo que yo, (-aunque no, no lo ha sido, porque ahora él está aquí -), y le cogí para llevármelo, intentó marcharse y me arañó la cara, señor (- y yo le devolví esas heridas, sí señor..-), ... y cuando lo hizo, no sé qué me pasó, (- sí, sí lo sé, jejeje -), le abofeteé para probarle que no debe tener esas confianzas con los mayores, que tiene que obedecer, ¡¡tiene que aprender de su error, debemos castigarle!! (- y yo le castigaré como se merece... -)... Sólo me defendí, profesor, aunque tal vez me excedí, por supuesto ha sido sin querer... (- sin quererlo evitar.. si pudiese, aaah, si pudiese.... -)

Snape lo miró por largo tiempo, como si estuviera planeando castigarle a él también, pero al fín le devolvió una amplia sonrisa maquiavélica.

No se preocupe... Adelante, Filch... puede hacer lo que quiera con él... Como en aquellos años, ¿Se acuerda?... Por eso le has traído aquí... -

Oh, vaya, ¡¡¿De verdad?!! – Filch parecía exultante - ¡¡Muchas gracias!! Jejejejeje, le voy a enseñar a este mocoso lo que son los modales.... Jajajajajajaja....

Pero, hágame el favor de... deshacerse de todo cuando acabes. ¿De acuerdo? – y diciendo esto, se alejó de allí.

Descuide... lo haré.... – susurró Filch, mientras cogía un maletín mugriento y lo abría en el suelo mismo, mostrando lo que parecían cuchillos, separados en montones.

¡¡¡¡Ah!!!!... – Snape se giró a ver al pelirrojo por última vez. – No se preocupe... si usted aprende bien la lección esta noche... milagrosamente dejaré pasar esta travesura"

... No le impondré ninguna infracción a su casa, si usted está dispuesto a pagar para que sus compañeros no sufran las consecuencias. – lo miró con desdén, y sin esperar contestación, salió de la celda, cerrando la puerta tras de sí. Una espantosa carcajada se escuchó tras la puerta, y supo que Filch por fín recibiría el merecido pago a sus servicios.

Rió a su vez, y el pasillo de roca le devolvió el eco de su voz.

Desapareció por la escalera, dejándoles solos...

Doble Traición


Harry Potter: Un cambio brutal en el colegio de Hogwarts. ¿Saldrá alguien con vida de allí?

Harry Potter - Rated: M - Spanish - Drama/Horror - Chapters: 2 - Words: 2,188 - Reviews: 3 - Published: 10-14-04 - Voldemort & Severus S.


Doble Traición Capítulo 01
Doble Traición Capítulo 02

Reencuentros Capítulo 01


Capítulo 01

El sol, en su cenit, calentaba intensamente, de manera que no apetecía en forma alguna salir al exterior.

Sólo los más pequeños aprovechaban el buen tiempo para juguetear, a la sombra de los árboles, o al lado de algún riachuelo... O, tal vez, visitando alguna playa atestada de cuerpos tostándose bajo el sol.

Una pequeña niña correteaba por un pasillo lleno de verdor y múltiples colores ; se entretenía recogiendo un gran ramo de flores para su madre, que la vigilaba desde una loma, donde habían extendido un gran mantel y unas toallas para montar un pic-nic. Una comida familiar en un lugar apartado era de lo mejor ; disfrutar de la tranquilidad era un bien impagable.

La pequeña llegó dificultosamente adonde estaba su madre, y le ofreció el ramo que casi no cabía en sus pequeños bracitos.

¡¡Cariño!! ¡¡Qué cosa más bonita!! ¡¡Muchas gracias, mi cielo!! – le dijo su madre, abrazándola amorosamente.

La niña rió graciosamente, y se zafó del abrazo, escapando otra vez hacia la pendiente, jugueteando a tirarse y revolverse por ella.

¡¡Ronald!! ¡¡No te separes mucho!! – gritó una mujer que se acercaba llevando una carga imposible de mantas, cestas y juguetes. Tres niños correteaban a su alrededor, haciéndola tropezar en ocasiones, en las que, exasperada, bufaba y suspiraba, dándose por vencida antes de decirles nada.

La mujer de largos cabellos castaños se puso en pie, acercándose a aquella mujer, con intención de ayudarla.

Oh, por favor, ¡¡deje que la ayude!! ¡¡Usted sola no puede con todo eso!! – le dijo, sorprendida con todo lo que llevaba.

La mujer, que no había advertido aquella presencia, se sobresaltó, dejando escapar un leve grito de temor.

¡¡Oh!! ¡¡Muchas gracias, querida, de verdad!! – le dijo al momento, sonriéndola amigablemente.

Transportaron entre las dos aquellas cosas hasta la loma, donde descansaron un poco...

Muchísimas gracias, de veras!! Para compensarla, ¿verdad que aceptará un trozo de pastel y un poco de té? ¡¡Es lo mínimo que puedo ofrecerle!! – le dijo, sonriéndole abiertamente.

Ella le devolvió la sonrisa, aceptando aquel gesto y ayudándola a ponerlo todo en orden, mientras la divertida mujer se deshacía en agradecimientos.

Se sentaron juntas, comiendo con hombre y degustando un delicioso té.

Oh, ¡¡qué tonta!! ¡¡No me he presentado!! Soy Molly Weasley, y ellos son mis tres hijos, Ron, el pequeño, y los gemelos Fred y George, ¡¡Niñooooos!! ¡¡Venid a saludar!! –

Jajajaja – rió con ganas - ¡¡No es necesario, ya los veo!!... Están tan contentos... -

Los miró un instante, viendo cómo jugueteaban con su pequeña hija.

Yo me llamo Elissa Granger, y aquella cosita pequeña de allí es mi hija Hermione – dijo, mirándola con cariño.

¡¡Pues encantada!! ¡¡Me alegro de conocerla!!... ¡¡Oh...!! – Molly rastreó con la mirada a su alrededor, hasta que encontró lo que buscaba ; una niña pequeña estaba sentada a la sombra de un cercano árbol, jugando con una muñeca.

¡¡Ginny, cariño!! Ven aquí un segundo... - le pidi

Ginny se levantó despacio y caminó hacia su madre, mientras seguía jugando con su muñeca.

Se sentó en su regazo, y acercó su pequeña mano a la de Elissa, que la estrechó entre las suyas, sonriendo afablemente.

Pero, ¡¡qué bonita eres!! Yo también tengo una hija un poquito mayor que tú, ¿quieres conocerla? Mira, está allí, con tus hermanos - le dijo señalándoles.

Ginny negó levemente con la cabeza, mientras se escondía tras su madre.

¡¡Discúlpela!! Esque es muy tímida... Hacemos lo que podemos, pero sigue tan callada como siempre... Aunque, no se preocupe, seguro que más tarde irá a conocerla. Eh que sí, ¿cariño? –

Ginny seguía mirando por lo bajo a Elissa, y echaba miradas hacia sus hermanos y Hermione, pero no se movía del sitio, como si estuviera calculando el momento.

Molly sonreía siempre, vigilando de vez en cuando a sus hijos y dialogando animadamente con Elissa, que observaba cómo el sol arrancaba destellos de sus cabellos, rojos como el fuego ; exactamente igual que los de sus hijos, a los que se les distinguía perfectamente: tres melenas rojas azotadas por el viento, corriendo de un lado a otro.

Reencuentros

Harry Potter: Hermione guarda en su corazón un recuerdo de antaño. ¿Es posible reencontrar un amor después de largos años?

Harry Potter - Rated: M - Spanish - Romance - Chapters: 1 - Words: 659 - Reviews: 4 - Published: 10-6-04 - Hermione G. & Ron W.


Reencuentros  Capítulo 01


Lupin Capítulo 02


Tonks 

Tonks estaba sentada en la misma silla donde siempre descansaba Lupin desde hacía ya innumerables años, bebiendo a sorbos grandes de una botella que había cogido de la alacena.

El líquido era realmente fuerte, bajaba por su garganta abrasándola, y calentaba su estómago, dejándole una extraña sensación.

Temblaba, pero la estancia estaba caliente, la chimenea tenía un fuego encendido, que crepitaba jugando con las ramas secas y el carbón que lo alimentaba.

Hermione entró sigilosamente en el salón, y al verla la miró reprobadoramente, le disgustaba que ella estuviera bebiendo, pero entendía cómo se encontraba, así que no le dijo nada sobre ello.

Se sentó a su lado, y le acarició la espalda suavemente, entristecida ; sus dos amigos estaban destrozados y ella no podía hacer nada al respecto.

¿Sabes? – Tonks habló con voz rasposa – Yo... le quiero....

Lo sé – respondió Hermione, entornando los ojos

Ah, ¿Sí? ¿Tanto se me nota? – sonrió tristemente – pues él ni siquiera lo ha notado....

Hermione calló. Entendía que ella se sintiera traicionada y triste, era una mujer después de todo, una mujer enamorada de un hombre que no la podía corresponder.

Oh, Dios, ¡¡me siento sucia!! ¡¡Siento que no merezco la pena, la vida!! Estoy quejándome porque él no me ama... pero el hombre al que amo acaba de perder su corazón... - las lágrimas seguían cayendole por las mejillas creando surcos en su cara. - Me siento tan triste... - sollozó con fuerza.

Y se derrumbó, llorando con el corazón partido, deseando ser ella la que estuviera muerta en aquel momento, y no Black, el único que le daba vida a Lupin, que ahora estaba muerto sin él.

Lupin seguía en aquella habitación, observándola. Era la habitación de su amado, que ya nunca volvería a estar allí.

Podía oler su aroma, incluso sentir su calidez entre las sábanas de su cama....

Resultaba tan grande y vacía sin él.... La casa, en realidad, era demasiado enorme, triste y vacía sin su presencia.

Se dio cuenta de que algo sobresalía del colchón de la cama, algo que casi pasaba desapercibido, y que había sido guardado con premura.

Recordó que cuando fué a llamar a Sirius, pocas horas antes, vió cómo tocaba nervioso su cama ; diciéndole que sólo estaba arreglando lo que el sinvergüenza de su elfo doméstico no había bien, y con esa idea se conformó.

Gateó hasta allí, y tiró de aquello, que resultó ser un ibro de hojas blancas, llenas de sus letras, y fechadas en cada borde.

Un pequeño grito escapó de sus labios, dándose cuenta de que era un diario ; Sirius hacía lo mismo que él.... Se preguntaba qué era lo que él escribió en aquellas hojas, y se puso a devorarlas, sabiendo que desconocía muchas cosas de su amor.

Pero, al llegar a una de las últimas hojas, se quedó pálido, leyendo una y otra vez lo que ponía en aquella hoja, con letras rojas y de trazos gruesos y seguros.

"Él no lo sabe, pues no le he dicho aún nada, pero creo que estoy empezando a sentir algo por él. Su proximidad me inquieta, y sus dulces ojos se clavan en mí como dagas, en la soledad de mi cama y mis noches esos ojos siempre me acompañan... y me perturban."

Aguantó la respiración, y consiguió pasar la página, con manos temblorosas, leyendo los sentimientos de su vida, de su amor, que por ironías del destino no se le habían concedido hasta después de su muerte.

"Ahora estoy seguro. Le quiero. ¿Qué voy a hacer? No puedo decírselo, no creo que sea correcto. Por otra parte, siento que a él le pasa lo mismo, pero... no puedo estar seguro. Ah, cuánto daría por estrecharlo entre mis brazos y besarlo. Si supieras cuanto te quiero.. Lupin.."

Un grito ahogado precedió a un sollozo del hombre, que sentía cómo su interior se desgarraba, como si un animal le clavase las afiladas uñas desde su interior, intentando salir a la superficie atravesándole.

Se estaba volviendo loco.

" ¡¡¡¡Me quería!!!! ¡¡¡¡Me QUERÍA!!!! " – gritaba para sus adentros. – "¡¡¡¡ Y no lo he sabido hasta el final ¡!!! Si tan solo yo hubiera tenido el coraje suficiente, si hubiera sido valiente... ¡¡¡¡ por lo menos nos hubieramos amado !!! "

Sus ojos, anegados en lágrimas, no le dejaban ver apenas nada de lo que le rodeaba. Desesperado, exhausto y descompuesto, pensó en la única salida para él.

Se dirigió hacia donde había dejado la varita, tirada sobre la mesa, y se apuntó el cráneo con ella. Quería acabar con aquel sufrimiento, y qué mejor manera que acabar con su vida.

De su boca surgió un alarido exasperado, sollozó, gritó, aulló.... Y quiso recitar un conjuro ; el avada kedavra, el más mortífero de entre todas las maldiciones, el que sólo los mortífagos invocaban, pero que muchos más conocían. Sus labios se movieron lentamente, susurrando con lentitud las palabras, pero no tuvo tiempo de acabar la frase.

Hermione y Tonks, que al oír sus gritos exasperados cruzaron como balas la casa, abrieron a empellones la puerta, y Tonks, medio borracha y oyendo voces inexistentes, aulló la maldición, pensando que lo atacaban los mortífagos, que habrían llegado hasta allí para acabar el trabajo empezado.

Hermione se llevó las manos a los labios, viendo la estampa y sabiendo lo sucedido.

Lupin descansaba en el suelo, inerte ; su cara, triste y surcada de lágrimas, con sus ojos avellana llenos de paz, reflejaba el momentáneo dolor que sintió, con la varita en la mano y con evidentes signos de haber querido acabar con su vida por el dolor que sentía.

Y Tonks, que se había quedado helada en el dintel de la puerta, dejó caer su varita, precipitándose con los ojos desorbitados sobre el cuerpo de Lupin, llorando desesperadamente, suplicando por él, abrazándole y meciendo su cuerpo como si lo estuviera acunando.

Su mirada, vacía, se perdía en los ojos de aquel hombre sin vida, que ahora, con fortuna, estaría junto a su amor.

Lupin Capítulo 01


Lupin

Lupin escondió su cara entre sus finos brazos, llorando lánguidamente la pérdida de aquel hombre al que no podía olvidar.

Sirius, con sus diferencias, sus malas y sus buenas cualidades, se había adentrado en su corazón, haciéndose con un hueco y apropiándose de su amor.

Jamás se había atrevido a confesarle nada de lo que sentía, aunque sospechaba que Sirius lo había comprendido, en ocasiones habían hechos demasiado evidentes como para dejarlos escapar.

Aún así, no estaba seguro de que él se hubiera dado cuenta, jamás se lo dijo claramente, y ahora lo reconcomía.

¿Porqué no había tenido jamás la valentía suficiente como para decírselo a la cara?

" ¡¡Cobarde, cobarde!! ¡¡Ahora está muerto y tú morirás con su recuerdo!! "– se dijo a sí mismo, con las lágrimas cayendo a borbotones por sus claros ojos, enrojecidos por llevar llorando desde hacía ya unas horas.

Intentó pensar que con el tiempo sus heridas sanarían, que aunque le tuviera en su mente y en su corazón, lograría sobrevivir.... Pero se sentía morir. Un peso enorme en su estómago y un nudo en su garganta lo dejaban casi sin respiración.

Se levantó, nervioso, dando vueltas por la reducida habitación, que se le caía encima por momentos.

Sirius.... Sirius.... – sollozaba con gran pena, sintiendo cómo en su interior la furia y la frustración ganaban terreno a su alma bondadosa. En un arrebato de rabia tiró la librería que guardaba los pocos libros que Sirius había atesorado, el estrépito hizo que Tonks y Hermione, que lo habían acompañado a la mansión de Grimmauld Place, subieran a toda pastilla por las tortuosas escaleras de aquella emponzoñada casa.

¡¡LUPIN!! ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? – dijeron las dos al unísono, temiendo que su buen amigo estuviera en un aprieto.

¡¡Nada!! ¡¡No me pasa NADA!! ¡¡Dejadme tranquilo....!! Por favor.... – dijo, en un suspiro.

Las dos chicas se miraron con lástima, y aceptaron reticentes.

Está bien. Pero estaremos por aquí por si nos necesitas... Por favor, llámanos si sucede algo, lo que sea... Estamos aquí... - Hermione posó su mano en la puerta, como si Lupin pudiera sentirla.

Él se acercó a la puerta, y posando la mano justo donde ella la tenía, como si sintiese su calor, sonrió apesadumbrado, asintiendo levemente con la cabeza.

Está bien... - murmuró, y se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, con la mirada perdida.

Hermione y Tonks suspiraron, sin convencerse del todo, y se dirigieron al piso inferior, a una habitación en el fondo del pasillo, donde se sentaron en la cómoda cama. Se miraron tristes, y a Hermione se le escapó un leve sollozo, todos sentían la pérdida de Sirius, un chico fantástico después de todo ; al pensar en Harry se le partió el corazón, recordando la cara de profundo dolor y los aullidos que de su boca escapaban. Estaba fuera de sí, y tanto ella como Ron, sus amigos desde hacía tanto tiempo, se sentían totalmente impotentes, sin poder hacer nada por mitigar su dolor.

Tonks se puso de pie, acercándose a la mesa que descansaba en una esquina, donde había un libro, una pluma y un candelabro. En una esquina del libro, el nombre de Lupin lucía con letras doradas.

Ah, claro, esta es la habitación de Lupin... - susurró distraída Tonks, mirando alrededor.

Hermione la miró con curiosidad, y también observó la parca habitación, que no tenía demasiado ; un escritorio, algunos libros, una librería, una cama, un baúl...y poco más.

De pronto, fijó su mirada en algo que sobresalía desde detrás de la librería, y que estaba oculto entre la madera y la pared.

Tonks... ¿Qué es eso? – le preguntó, a lo que la alocada chica, que ahora se mostraba mansa y apesadumbrada, respondió mirando hacia donde ella había dicho.

Pues... no sé.... – se acercó al lugar y metió los dedos, para sacar un libreto pequeño, lleno de polvo. Lo intentó sacar con cuidado, pero cuando ya casi lo tenía del todo fuera, se quedó atrapado allí detrás, así que se puso a empujar para poder sacarlo de una vez.

Sabía que estaba haciendo mal, que era la intimidad de su amigo Lupin... pero el tener algo tan escondido no era propio de él, siempre tan claro ; era como un libro abierto, jamás se le había dado bien ocultar cualquier cosa.... Y ahora, esto.... Se moría de la impaciencia por saber qué era lo que había allí.

En un esfuerzo, logró sacar el libro, pero lo hizo con tanta fuerza que voló prácticamente de sus manos, cayendo al suelo por detrás de ella, a los pies de Hermione, que se agachó a recogerlo, y que lanzó un gritito al querer cogerlo.

Tonks la miró inquisitiva, mientras se acercaba a ella para saber qué ocurría.

Miró por encima del hombro de la chica, y comprendió el porqué de su sorpresa.

Una lágrima rodó por su mejilla, sintiendo cómo el corazón se le desgarraba, tanto por su amigo Lupin como por ella misma.

En la hoja amarillenta, en trazos firmes y color verduzco, sólo habían unas letras, pero que dejaban claro los sentimientos de aquel hombre.

"Sirius.... ¡¡TE AMO!!"

Hermione y Tonks se miraron confundidas, y se sentaron en la cama, mientras Hermione pasaba las páginas hacia atrás frenéticamente, intentando encontrar el principio de aquello.

En todas las páginas habían los mismos ruegos, las mismas súplicas, las mismas palabras tristes, ardientes, apasionadas... El corazón de aquel hombre amaba intensamente, y ahora estaba destrozado completamente.

"Sirius... si pudiera decirte lo que siento... Sé que esto es imposible, sé que soy un monstruo, tanto por mi condición, por mi maldición y por lo que siento.... Pero mis sentimientos son puros. Te amo... ojalá fuera distinto. Ojalá fuera, por lo menos, una mujer"

"Tu rostro triste, tus ojos mirandome fíjamente, tu calida voz hablándome al oído... Me estoy consumiendo a tu lado. Debería alejarme de ti, pero, ¡¡No soy capaz!! Quiero ser capaz de verte cada día, aunque no pueda amarte... tan sólo a tu lado..."

"Me odio a mí mismo. Dios mío, ¿porqué me has hecho así? Mi corazón, mi alma, están maltrechos, necesitan de sus labios, de su cuerpo, su abrazo, sus palabras... Mis lágrimas no dejan de brotar de mis ojos, todas mis noches se tiñen de nostalgia, de pesar y dolor.... Porque sé que jamás será mío, y que debo tener mucho cuidado en que jamás lo sepa. Pero, ¡¡es tan difícil!!.... Le amo con todas mis fuerzas, y no queda nada para mí, estoy destrozado..."

Tonks lloraba sin parar, sin decir nada, leyendo con gran pena.

Se levantó de la cama y salió de la habitación corriendo, bajando a la cocina, donde se sirvió una bebida muggle muy fuerte, que le cortó la respiración de golpe.

Hermione dejó el libro sobre la cama y bajó en pos de la mujer, estaba casi segura de saber el porqué de su reacción.

Lupin

Harry Potter: Y con tu muerte, mi vida no tiene sentido...

Harry Potter - Rated: M - Spanish - Drama/Angst - Chapters: 2 - Words: 1,845 - Reviews: 4 - Published: 10-14-04 - Remus L. & Sirius B.

Capítulo Uno
Capítulo Dos

Su historia


































Se respaldó en el banco, tirando con cuidado de la tela de tafetán roja, para descubrir algo parecido a un pergamino, que cogió con precaución.

Dejó la cajita a su lado, y desplegó aquello, descubriendo una fotografía de Lupin, que parecía reciente.

Las lágrimas seguían cayendo lentamente por sus mejillas ; entornó los ojos para provocar que cayeran las que le quedaban, para poder ver mejor la imagen.

Se distinguía a Lupin, vistiendo su usual capa raída, unos guantes con los dedos cortados y una bufanda de Gryffindor, que le hizo sonreír.

La imagen se movía a cámara lenta, y Lupin la miró fijamente, con aquellos ojos que tanto añoraba contemplar, sus labios dejaban escapar un murmullo casi inaudible, y le dedicaba una sonrisa, mientras le ofrecía un ramo de rosas rojas que llevaba escondido a sus espaldas, que al principio eran tan sólo unos capullos cerrados y pequeños, pero que en cuestión de segundos se abrían completamente, dejando ver todo su esplendor.

Una sonrisa triste se dibujó en el rostro del hombre, mirándola con un extraño temor en los ojos vidriosos, y la escena se esfumó tras una cortina de humo, para volver a empezar otra vez desde el principio.

Hermione se quedó muda mirando aquella foto, y siguió contemplándola durante un rato, intentando escuchar el murmullo de Lupin, sin entender apenas lo que decía.

Sabía que la magia estaba prohibida, siempre lo recordaba, pero después de lo que había pasado, pensó que demasiado preocupados estarían por recomponer el mundo mágico como para perseguirla y castigarla por hacer algo de magia, así que pensó por un momento, rebuscando en su memoria algo que pudiera ayudarla a potenciar aquella imagen y poder escuchar por fín lo que él decía.

Tenía la sensación de que se lo estaba diciendo directamente a ella, y no podía sacárselo de la cabeza, quería asegurarse de no estar loca y de que lo que sospechaba era cierto.

Se sacó la varita de debajo del suéter, donde siempre la llevaba camuflada ; en un caso necesario podría recurrir a ella con presteza, y murmuró un hechizo con el que esperaba descubrir lo que se le escondía a sus oídos y a su vista.

La imagen volvió a desandar lo que había había visto ya unas cuantas veces, y el ruido de fondo se escuchó claramente. Una melodía dulce sonaba en un viejo gramófono muggle, y el roce de la ropa de Lupin dejaba adivinar que se movía inquieto. Respiró hondo mientras giraba lentamente la cabeza, y al clavar la vista al frente, murmuró algo que ahora se escuchó perfectamente.

– Hermione... – respiró conteniendo el aliento, y al expulsarlo de una sola vez, volvió a hablar – ...Te amo... – al decir eso, descubrió el ramo que escondía tras la espalda, y mirándola con ojos de carnero degollado, le pidió en tono desesperado algo que hizo que su corazón le diese un vuelco.

– Cásate conmigo. Sé mía, quédate a mi lado... Te necesito.. Te quiero.... – la voz se le quebró, y la imagen se oscureció, llevándose aquella imagen al recuerdo.

Hermione temblaba, sosteniendo la foto y con los ojos abiertos de par en par. ¿Cómo había sucedido? ¿Cómo había sido tan estúpida, tan insensible de no entender? Jamás había sospechado nada, y ahora le carcomía la sensación de haberlo perdido todo y de haberse quedado sin vida.

Enterró la cabeza entre su pecho, llorando desconsolada, y en un murmullo respondió a su propuesta, como si él la pudiera escuchar en cualquier rincón donde estuviese...

– Sí... sí... sí que quiero... ¡¡¡¡Ven a buscarme!!!! –

Los recuerdos de Ron y de lo que sentía por él se mezclaban ahora con lo que sentía ahora por Lupin. Se avergonzaba de haber relegado a Ron a un segundo plano, cuando lo había querido muchísimo, pero al parecer aún podía amar de nuevo, y más intensamente como podía comprobar.

– Ron, ¡¡lo siento!! Allá donde estés, nos encontraremos cuando yo muera, y podremos seguir viviendo nuestra historia... Pero yo sigo viva, y es sencillo : los sentimientos cambian... – suspiró largamente, cerrando los ojos con fuerza para retener las lágrimas que escocían sus ojos. – No te enfades.. Te sigo guardando muy dentro de mí... –

Plegó la fotografía otra vez, y al querer devolverla a su escondrijo, se asustó, al comprobar que en la pequeña caja había un nuevo objeto.

Un anillo reluciente, plateado, con un cristal en forma de lágrima engarzado, que tenía un ínfimo pétalo de rosa bermellón en su interior, y en el que, a la luz de la luna, vió que algo estaba grabado.

– ¿Magia? – quería pensar que aquello venía ligado a lo que había visto, tal vez al descubrir la foto fuera mostrado el anillo, pero... sería demasiado estúpida si lo creyera así. – ¿¿Remus?? ¿¿Estás aquí?? – no se dió cuenta de que había perdido ya la forma tan formal de llamarle ; siempre por su apellido, resultaba frío, pero no podía acostumbrarse a tratarle con tanta familiaridad....

Ahora, tenía tal desazón en su interior que lo llamaba buscándole alrededor, sabiendo a ciencia cierta que debería estar allí, junto a ella.

– Remus, por favor, muéstrate – suplicó sollozando – Quiero verte.... No niegues que estás aquí, NOTO tu presencia, ¡¡¡¡sé que me estás viendo!!!! –

Su voz, truncada por el nerviosismo, sonó como un gorgojeo tembloroso, y calló, tragando saliva y respirando rápidamente.

Sus oídos se agudizaron, escuchando el roce contra la hierba de algo que se acercaba hacia donde estaba ella, que se asustó. Escuchaba atentamente mientras se agarraba del cuello del abrigo con ansia y miraba fíjamente ante ella, logrando distinguir una figura que se iba dibujando a medida que se acercaba lentamente hacia su posición.

La luna iluminaba pequeños pedazos de aquella loma, dejando ciertas partes en penumbra y otras donde la claridad alumbraba tenuemente, y fué en uno de aquellos lapsus donde ella vió, con un gritito de sorpresa, quién era.

La luz le alumbró de lleno, dibujando aquella cara que tanto conocía ; sus ojos castaños brillaban intensamente, y la sonrisa de su rostro era tímida y franca ; y le arrebató el corazón. Sin esperar a que acabase de subir la pendiente, se abalanzó sobre él, abrazándole con fuerza y enterrando sus rizos en su pecho, mientras lloraba convulsivamente.

– Reeeeemuuus... – su voz entrecortada llegaba tenuemente desde su escondrijo, ahora se mezclaba la tristeza con la felicidad y el miedo, que por partes iguales recorrían su cuerpo, atravesándola como si fuesen alfileres.

El hombre permaneció allí, de pie, sin atreverse a mover ni un sólo músculo, experimentando distintas sensaciones al sentir el joven cuerpo de la muchacha que lo abrazaba con tanta ansia.

El rubor tiñó sus mejillas ; y se sorprendió al sentirse como un adolescente, pero aquella mujer, que no niña, lo había hechizado, y ahora, tras tanto tiempo esperando por ella, la tenía entre sus brazos.

Era desesperante comprobar que lo que tanto le había costado ocultar durante aquel tiempo, se desmoronaba en un segundo; todo el esfuerzo que le había supuesto obligarse a no pensar en ella o en no correr en su búsqueda era ahora superado con creces por le creciente amor que se filtraba por cada poro de su piel, hasta que la rodeó en un abrazo tenso.

Hermione buscó con la mirada la del lupino, que enseguida la contestó con una afable sonrisa ; ella se puso de puntillas y le besó suavemente, cruzando los dedos para que él no la rechazara.

Remus, que por un momento se había quedado en blanco, la atrajo hacia sí, abrazándola con ternura, devolviéndole el beso dulcemente, mientras los copos de nieve seguían deslizándose sobre sus cuerpos, alfombrando el suelo por donde pisaban.

Y durante toda aquella noche se perdieron en sus besos y susurros de amor, como tantas otras noches que vinieron después ; hasta que culminó en una ceremonia al estilo muggle, donde sus vidas quedaron unidas y selladas para toda la eternidad.

La celebración fué tal y como había ellos habían imaginado ; muy hermosa y radiante. Todos los amigos que habían sobrevivido y que ahora eran como una enorme familia muy unida, asistieron al enlace, con grandes sonrisas y paz en sus ojos. Sus padres, llorando al ver cómo su pequeña hija se iba con otro hombre, intentaban sonreír sin parecer demasiado paternales, prometiéndose estar siempre a su lado, y murmurando entre ellos frases de amor, renovando sus votos con cariño.

Mientras, el aire, plagado de pétalos blanquecinos, se encargaba de hacerlos volar alrededor de la pareja, convirtiendo aquel lugar en una preciosa alfombra donde dos pequeños gemelos correteaban jugueteando a tirarse por el suelo y a llenarse de pétalos, que transformaban en un plis plas en palomas y mariposas con un leve gesto de la mano o un murmullo.

– Mamáaaaaaaaaaaaaaaa – gritó la niña, corriendo a agarrarse del vestido de la novia, que la miró con cariño, aupándola y abrazándola con amor.

Remus la besó en los labios suavemente, mirándola con gran amor, con la felicidad exhultante en los ojos, sabiendo lo feliz que era junto a una mujer maravillosa que le había dado dos lindos hijos, y que por fín había hecho suya.

Le pasó el brazo por la cintura mientras reía con ganas de las locuras que su hijo hacía, jugando con Tonks, que, aunque en ocasiones le miraba con ojos tristes, regalaba a su "sobrinito" una franca sonrisa, y le mostraba cuánto podía hacer con su poder.

Remus sonrió complacido para sus adentros, pensando que jamás nada iba a destrozar aquella felicidad completa.

Pero, quién sabe lo que el destino guarda entre sus cartas...

Buscándote


































De repente la lechuza salió volando de su hombro, donde se había posado, y planeando se posó en la acera de enfrente, donde ella fue a buscarla.

Había algo en el suelo, una especie de cajita pequeña junto a un sobre, en la que se podía leer perfectamente su nombre, escrito con letras rojas y brillantes.

El sello del lacre estaba aún caliente, e hizo que se sobresaltara, volviendo a buscar a su alrededor, sin conseguir ver a nadie ; la calle estaba casi desierta, pues era ya entrada la noche, se le había hecho más tarde de lo normal.

Sin embargo, se quedó allí, de pie, observando con miedo lo que había encontrado. Se preguntaba si era de Lupin, y ante esa sospecha se sintió desgraciada, al haberle tenido tan cerca y no haberle visto, se sentía una estúpida.

Se apoyó en el cristal, el mismo sitio donde la espalda de aquel extraño había estado apoyada hasta poco antes de que saliera ella de la cafetería, y abrió el sobre, con las manos temblando. Leyó el contenido con prisas, sin respirar apenas, y la pena volvió a apoderarse de ella al leer las últimas líneas.

"Supuse que era mejor dejarte seguir con tu vida. Aquella noche me dí cuenta de que no tenía nada que hacer contigo, tu corazón no me aceptó, y, créeme, lo mejor era no ponerme en contacto contigo. Debía curar mis heridas antes de poder verte o hablarte, pues tu sola presencia me arranca el alma, sin poder tenerte para mí.

Ya ves, hoy he calculado mal. No me imaginé que podría encontrarte, y, cuando te he visto, no he podido hacer más que quedarme tras la ventana, mirándote. Pero no puedo hacer más.

No te sientas culpable por mí, yo mismo me lo busqué. Somos demasiado distintos, además de la evidente diferencia de edad.

Ah, eres asombrosa.

Hay algo para ti en la cajita, es un regalo que te hago, con increíble cariño. En realidad, hace ya mucho que lo tengo, te lo quise dar aquella noche, pero... te fuiste, así que me he visto obligado a guardarlo, no me sentía capaz de deshacerme de lo único que me recordaba a ti. En fín, ahora es tuyo. Cuidate.

Con gran afecto, Lupin. "

Hermione dirigió sus pasos indecisos por la calle desnuda. El viento susurraba en sus oídos secretos, murmullos que la asustaban cada vez más, pues tenía la sensación de que la voz que le llegaba a través del aire le era muy familiar.

– ¡Hermione...! – giró la cabeza de repente, al oír su nombre. La piel se le erizó, reconociendo la voz ; estaba segura de que era él. No obstante, frente a ella no había nadie, sólo su lechuza, que revoloteaba contenta en su cercanía.

– " Ufff... me estoy volviendo loca, ¡¡ahora incluso le oigo!! " – la decepción teñía sus ojos castaños, que miraban hacia delante sin ver nada en realidad.

Apesadumbrada, siguió adelante, caminando lentamente.

Sus padres estarían sin duda preocupados ; se imaginó a su madre prácticamente tirándose de los pelos mientras se mordía nerviosamente las uñas, mientras que su padre estaría refunfuñando, proclamando a voz en grito castigos que en realidad nunca llevaban a cabo.

Eran muy nerviosos y enseguida se crispaban, pero eran un trozo de pan.

A pesar de que ella tenía suficiente poder como para protegerse en el mundo muggle, ellos aún temían por ella. Sin duda lo que había sucedido en Hogwarts les había hecho desconfiar aún más del mundo y de lo que le pertenecía por derecho a su pequeña.

Sabía que tenían razón, pero estaba harta de ser la pequeña niña que ellos cuidaban como si fuera aún un infante, y no la adolescente que, aunque había estado a punto de morir, había renacido de entre las cenizas, y que en diversas ocasiones había salido triunfal de aventuras peligrosas.

Cabizbaja, recuperó en su recuerdo una vieja melodía triste, melancólica, que siempre la acompañaba en sus peores momentos, martilleando su corazón herido.

El vacío que llevaba en su interior la dejaba desnuda, vulnerable, rota.... No entendía porqué precisamente ahora se había dado cuenta de cuales eran sus sentimientos, y, aunque es mejor tarde que nunca, se arrepintió de haberlos descubierto cuando ya estaba todo perdido. La confianza se había roto en mil pedazos y lo único que era capaz de pensar era en todo tipo de situaciones en las que le hubiera gustado estar con él. Se rompió un poco más cuando divisó a unos cuantos pasos a una pareja comiéndose a besos, abrazados bajo aquel cielo oscuro del que pequeños copos de nieve empezaban a caer.

Muy lentamente, y en forma de pequeñas perlas blancas, se deslizaban lentamente, cayendo como pétalos de cerezo en flor, tiñendo el suelo de un blanco puro y diáfano.

Apartó la mirada de aquella pareja, y giró bruscamente a la derecha, adentrándose en un parque solitario, que en uno de sus costados daba a un río que atravesaba tranquilamente la ciudad, con aguas calmadas que en ocasiones traían extraños regalos, y donde una inmensa fauna marina poblaba su arena y sus aguas.

Siguió un sendero de losas de madera que se adentraba en el parque, bordeado de bancos de madera, a unos diez pasos de distancia cada uno, y serpenteó perdiéndose en el camino, sin pensar en el camino tomado ni molestarse en recordarlo para cuando quisiera volver tras sus pasos.

Distraída, llegó hasta una ladera, donde había un pequeño banco para dos personas, desde donde se podía observar las aguas tranquilas del río, por el que un puente cruzaba a lo lejos, y un paseo lo circundaba, ligándolo con el parque.

La luna, cortada en una limpia mitad, alumbraba suavemente aquel paisaje, arrancando destellos suaves al agua y alumbrando un poco su campo de visión, mostrando la inmensidad del vacío en el que se veía envuelta.

Le gustaba mucho lo que veía, era hermoso, y en otra ocasión le hubiera enamorado, pero ahora tan sólo contribuía a que sus ojos se llenaran de lágrimas, que escocían con ansias de ser vertidas.

Escondió la cara entre sus frías manos, y lloró por fín, intentando arrancarse el nudo que le atenazaba la garganta y el vientre. Las piernas le flaqueaban, y empezaba a tiritar ; pero no era el frío la que la había vencido, sino sus sentimientos de mujer, que se habían despertado por segunda vez, más intensamente si cabe.

La cajita, que había guardado despreocupadamente en el bolsillo de su abrigo, se le cayó al suelo en un movimiento brusco, y se agachó a recogerlo.

La compuerta se había abierto, y la tela que había cubierto la base donde había estado resguardado el anillo de Lupin se había desenganchado un poco, dejando entrever un trozo de papel amarillento, que no había notado cuando lo abrió por primera vez.

La Añoranza








































Suspiró, y se acomodó en la silla, cerrando los ojos y expirando suavemente el aire que había llenado sus pulmones, intentando relajarse ; aún así una desagradable sensación llenaba su estómago, como si unas cosquillitas andaran por su vientre, tal y como sintió la primera vez que Ron la besó.

Los nervios empezaban a flaquearla, se sentía extraña, sensible, en ocasiones saltaba por cualquier nimiedad y lo convertía en una montaña... Y no quería seguir así.

Asió con seguridad la pluma, la cargó con la tintura y empezó a escribir, intentando no arrepentirse de nada de lo que pusiera en aquellas hojas.

Tras los cristales, la gente pasaba velozmente, siguiendo su propio camino y sin detenerse a observar a su alrededor, dejando pasar cualquier detalle que les pudiera llamar la atención. Si se hubieran molestado en observar a su alrededor, hubieran visto a alguien de pie, en la acera de enfrente de la cafetería, que llevaba ya apoyado en un escaparate de un negocio fallido hacía unas cuantas horas.

El sol ya se había escondido tras su manto de estrellas, y el frío había arreciado, mordiendo la piel y los huesos de aquellos que no llevaban demasiada ropa de abrigo ; La figura se estremecía al notar aquel frío nocturno que se había intensificado de golpe, pues llevaba ciertamente poca ropa, pero no se movió de allí, ni hizo ademán de guarecerse en algún rincón cercano. Se estremecía y notaba cómo los ojos le lloriqueaban por el frío, pero tan solo cruzó los brazos abrazándose, y siguió observando, tranquilamente, esperando algo que le hiciera saltar.

Hermione seguía en la tentativa de escribir aquella misiva, pero tan sólo había completado tres míseras líneas, y no reflejaba en absoluto lo que quería explicar.

"Madre mía. Tú que siempre has sabido qué decir exactamente, y ahora, ¿qué? ¿De qué te han servido todos esos libros que has leído?.... ¿Qué se supone que tengo que hacer?" – se preguntó desesperada. – "En fín, que sea lo que Dios quiera...."

Releyó lo que había escrito, sin estar del todo contenta de su contenido.

" Lo siento, Lupin.

Lo siento en verdad, no sé cómo compensarte, pero es injusto que no me contestes a las lechuzas, estoy muy preocupada por ti"

Al leer la última frase, que había salido de su interior sin darse cuenta, enrojeció levemente, pensando que sonaba demasiado personal. Pero, como así era en realidad, prefirió dejarlo tal cual.

"¡¡AGH!! Será mejor que lo escriba de un tirón y lo envíe tan buen punto acabe, sino, no lo haré nunca!!" – se reprendió a sí misma, y así fue como lo hizo.

Al dejar la pluma en la mesa, plegó la carta, la metió en un sobre y la cerró con el lacre que había comprado en la tienda, usando el sello que Ginny le había regalado hacía dos años, con el escudo de Gryffindor. Se levantó un momento de la mesa, saliendo a la calle. Desandó el camino que la había llevado a la cafetería, llegando al callejón que se perdía en la esquina, y llamó a su lechuza, que acudió rauda a ella desde el alfeizar del piso superior del edificio, donde se había dedicado a picotear una rata que había cazado.

Hermione le entregó la carta, que cogió con el pico, la acarició suavemente y la dejó volar, mientras le daba la espalda y regresaba rápidamente al café, por lo menos se calentaría un poco, pues la idea de haber salido sin su ropa de abrigo, que había dejado descuidadamente en el respaldo de la silla, había repercutido en que ella empezaba a sentir pesadez en la cabeza y la garganta irritada, un estornudo le anunció que aquella corta excursión le había costado cara, pues no le quedaba otra que curarse con los remedios muggles.

Se precipitó a su mesa, donde lo había dejado todo, y se sentó otra vez, con la intención de escribir a Ginny.

No había ni cogido la pluma cuando en un golpe de aire la puerta del establecimiento se abrió, cosa que su lechuza aprovechó para entrar revoloteando y esconderse bajo una mesa, extrañamente nadie se había percatado excepto Hermione, que pegó un bote en el asiento.

Vió cómo se acercaba a ella dando graciosos saltitos, sin carta y sin respuesta. Se sorprendió mucho, porque acababa de salir a entregar esa carta, y no encontraba solución para aquel misterio. Cuando la tuvo a sus pies, la cogió con cuidado y la puso en su regazo, intentando que nadie lo viera, cosa bastante fácil porque, aunque la cafetería estaba bastante vacía, la camarera estaba más pendiente de un cliente con el que tonteaba que por quien quedaba en la sala. Así pues, la sostuvo en sus manos, y sintió un ligero pinchazo en el dedo, producido por algo que la lechuza llevaba en una de sus patas.

Era un anillo pequeño, que reconoció al instante, pues lo había visto infinidad de veces en las manos del licántropo, que lo llevaba siempre en el dedo meñique.

Llevaba engarzado el rostro de un híbrido de lobo, con las fauces abiertas, mostrando unos afilados colmillos y un fino reguero de sangre cayendo de su boca. Bastante extraño y aterrador, le pareció muy desagradable cuando lo vió por primera vez, pero no le preguntó nada sobre ello por si no fuera algo de lo que hablar.

Su corazón latía con fuerza en su pecho, mirando con los ojos abiertos aquella joya ; la deprendió de la pata del animal y lo guardó con fuerza en su puño.

¡¡Está aquí!! – exclamó en alto, sin reparar en cómo la miraban sobresaltados al haberla escuchado gritar.

Se levantó, dejando la silla en su sitio, pegada a la mesa ; pagó a la camarera que charlaba coquetamente con un empleado, y salió a la calle, arrebujándose en su abultado abrigo de invierno, mirando con ansia en cualquier dirección, intentando adivinar la figura de Lupin en cualquier espalda.